Saturday, April 9, 2011

EL COMBATE


EL COMBATE
POR Lcdo. Oscar Acarón

El que el hombre caiga en la ignorancia por accidente o por candidez merece la compasión y la consideración de sus de sus congéneres. El que el hombre se asiente sobre la ignorancia contumazmente solo merece le ignoren quienes le rodean. Cuando el hombre ilustrado o educado promociona la ignorancia en pos de un oscuro beneficio, egoístamente, lo menos que merece es el ostracismo o que el diablo en persona se lo lleve. Siendo de la descendencia del Padre y por ende portadores de su genética, ya sea porque el primero haya sido engendrado por El o porque haya sido creado a su calco, tenemos una obligación para con el conocimiento. Tenemos la necesidad de ampliar los horizontes de nuestro saber, para poder comprender la obra del Gran Arquitecto, para entender el sentido de que se nos haya dado una casa tan grande como lo es el universo y aclarar cuál es nuestro correcto destino. Los padres de la Constitución de USA, dentro de los cuales, no es un secreto, lideraba Jefferson, algo nos adelantaron sobre ese correcto destino: la libertad y la felicidad del hombre. Estemos claros de que estos hombres no precisamente eran des-ilustrados. Coincidieron en el mismo lugar, en el mismo evento histórico, el mayor numero de prodigios intelectuales invadidos por un asombroso e impresionante sentido de buena fe, que hayan coincidido en toda la historia de la humanidad. Pareciera que alguien superior les hubiese convocado. Siempre me ha impresionado el hecho de que en todos lugares dejaron muestras de un claro mensaje: “In God We Trust”. En muchas otras ocasiones he hecho alusión a la gran batalla en los cielos, la cual es conocida a todos los cristianos. Es que el evento ampara una muestra muy seria del material educativo que debe alcanzar la mente del hombre, que tiene la pretensión de abrazar la sabiduría. El incidente es extraordinariamente ilustrativo de dos cosas muy importantes. La primera que se nos muestra el camino a seguir; el camino del bien, y la segunda, que hay que proteger el bien. Ante ello Dios, en quien confiamos por su infinita sabiduría, armó a sus primeros hijos, a los Ángeles, con el propósito de desplazar el mal fuera de sus dominios. En algún lugar leí apreciaciones muy interesantes sobre el asunto, las cuales destacaban el que los ángeles caídos temen la espada, porque sus cuerpos quedaron gravemente afectados, sajados profundamente por las hojas filosas diestramente manejadas por aquellos que fueron liderados por San Miguel Arcángel. Fueron sin lugar a dudas el primer posse comitatus. Los hijos de Dios convocados por El para poner orden en la 1ra. Casa. El posse comitatus jugó un papel esencial en la revolución americana al propósito de someter al tirano y lanzarlo fuera de las colonias en pos de la libertad y la felicidad del hombre. En esta parte por favor preste atención, dije la libertad y la felicidad del hombre, es decir que ni tan siquiera me vi inclinado a mencionar la libertad de la patria, ni del gobierno, ni del estado. Vuelvo y repito, la libertad y la felicidad del hombre. Los ciudadanos se armaron y en vista de su mayor beneficio lucharon y lanzaron al tirano, al abusador, a los malos, fuera de las colonias. El ejército no hubiese podido solo, necesitaba, debido a el tamaño del ejército del tirano, a los civiles, quienes armados hasta los dientes pelearon más agresivamente por la libertad, su bienestar y su felicidad que los mismos soldados. Nosotros no somos ajenos a ese concepto. En los inicios de la colonización fuimos invadidos por ingleses, por holandeses, y los civiles criollos fueron fundamentales en la contención de los invasores porque el ejército regular no daba a basto. De todas las historias reseñadas, a la que con más cariño, prejuiciadamente acudo es a aquellos eventos por los cuales a los caborrojeños se les llama “Mata con Hacha”, a las Batallas del Combate. Me imagino a los Vélez, a los Arroyo, a los Hernández, a los Padilla, con ese efecto escalofriante de observar acercarse al Águila las naves de los ingleses, tan temprano como el 1585, con la obvia intención de apoderarse del necesario y extraordinario recurso que representaban las salinas. El evidente corre corre, ante la realidad de que ejército no había con el cual contar. ¿Qué hacemos? sería la pregunta más reproducida en el ambiente. Pero la valentía de los civiles, los cuales siempre tienen su libertad y su felicidad al rescoldo, y que rayos, que al estado poco le importan, siempre se destaca. Las hachas de trabajar la sal vinieron a la mano. Había tiempo de asentar los filos. Con paciencia el “relé” de la hoja creció de media pulgada a una pulgada. El peso del hacha es ideal para enfrentar soldados en armaduras y el buen filo haría el resto del trabajo. La espera tuvo que ser infernal, pero concedía tiempo para pensar en una estrategia. Había que madrugarlos en su aproximación a la playa. Algo tuvo que salir mal para los ingleses, su desembarco tuvo lugar en la Punta del Águila, sitio que en realidad daba inmensa ventaja a los locales. El choque fue brutal, la hachas, con su gran inercia sajaron brutalmente los cuerpos de los invasores. La sangre enrojeció la marea, la gritería y la confusión hizo presa fácil de los invasores y el posse comitatus se levantó vencedor. La sangre chorreaba de sus codos, pero en sus caras se reflejaba el alivio de haber asegurado sus vidas, su seguridad y su libertad. El Ángel de la Muerte estuvo ocupadísimo con el amplio inventario a reclamar. Hay quien dice que los holandeses hicieron también su intento en Puerto Angelino y las hachas volvieron a silbar atravesando el aire, en camino a los desgraciados cuerpos de los pretenciosos a invasores. Mas lueguito, por razones que aun no tengo claras los aguadeños trataron de apoderarse de las salinas y el posse comitatus volvió a realizar lo propio. Sin duda alguna estos civiles eran castaos y las experiencias de sus antepasados en el 1585 fueron de fácil reproducción hasta el 1769. Luego del ataque a Pearl Harbor, hubo sugerencias de que los nipones invadieran territorio continental americano. Hubiese sido un horrible error el invadir el territorio que por tradición cuenta con el posse comitatus más grande sobre la faz de la tierra. El liderato japonés advirtió que detrás de cada hoja de yerba en territorio americano había disponible un arma de fuego. Nuestro gobierno ha demostrado ampliamente ser incapaz de garantizar la seguridad de nuestros ciudadanos ante un peligro interno; los criminales. La policía no es capaz de manejar el problema hasta el punto de que en varias ocasiones ha tenido que reclutar la Guardia Nacional en un ánimo de atemorizar los criminales, quienes han demostrado ser no atemorizables. Los criminales se han reído en la cara a la Policía y también se han reído en la cara a la Policía aun estado reforzados por la Guardia Nacional. La promoción de la ignorancia por parte de la Policía es tal que su pretensión actual viene maquiavélicamente dirigida a desarmar el posse comitatus, cuando el posse comitatus es el único que les puede ayudar; históricamente ese hecho está plenamente demostrado desde el principio de los tiempos. Si el diablo en su momento los viene a reclamar, pues qué rayos, se lo buscaron. Pero que la ciudadanía se afecte por una política pública mal dirigida y poco sabia, para mí es muy diferente. Los ciudadanos tienen el derecho a su bienestar, a su libertad y a su felicidad por encima de la maquiavélicamente profesada ignorancia por el estado y visto está que solo ellos se pueden ayudar. Los ciudadanos tienen un derecho garantizado bajo la 2da. Enmienda a la auto-protección de sus vidas. En forma alguna podemos permitir que el posse comitatus sea destruido por la flagrante ignorancia gubernamental y queden a la absoluta merced de los criminales. Somos probadamente la mejor línea de resistencia al mal, ya sea un invasor, un tirano local o foráneo, o un miembro del gremio criminal. Somos los únicos que demostradamente podemos ayudar al estado contra el invasor, contra el tirano y contra el criminal. Soy Oscar Acarón, orgulloso heredero de las batallas del Combate, caborrojeño, Mata con Hacha y miembro del Posse Comitatus. ¿Y tú quien eres?

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