Thursday, April 12, 2012

Entre pillos, ¿quién será el menos ladrón?



Entre pillos, ¿quién será el menos ladrón?
PR Armed Citizen

http://www.elnuevodia.com/tripleasesinatoengalleradeguaynabo-1233234.html

La tierra de los guaynabitos se estremeció con un evento que opacó uno de mayor magnitud y nobleza, porque este pueblo es así: permite que los ladrones no solo le roben las pertenencias, dignidad y la vida misma, sino que le entrega su misma conciencia a los mercaderes de la información parcializada cuando permite que los actos heroicos pasen por desapercibidos y sean opacados por la muerte de tres delincuentes a manos de criminales de peor calaña. Un guardia de seguridad, Code Name Pitufo, a riesgo de perder su vida, se expuso en la línea de fuego entre sicarios y mas de un centenar de potenciales víctimas que se refugiaban dentro de una gallera. Un revólver .357 Magnum versus AK-47's; un sentido de responsabilidad y valor ciudadano versus la cobardía de unos malditos delincuentes...

El pensamiento del colonizado, arraigado e instituído como bueno por los colonizadores en la conciencia de los sometidos tuvo su mayor manifestación cuando una de las potenciales víctimas se expresó indignado por el acto valeroso del solitario guardia de seguridad convertido en héroe: "Lo hizo mal. Dejó encerrado a todo el mundo. Ya las muertes estaban hechas. ¿Qué uso había de irse a tiros con ellos?" No ha habido desde entonces ningún comentario que reconozca la acción pro ciudadana de este guardia de seguridad.

No debe extrañarle a nuestro pueblo actos heroicos como este: la historia ha quedado plasmada en los miles de condecorados puertorriqueños que han estado dispuestos a ofrendarlo todo en combate defendiendo los postulados de libertad de la nación americana. Unos quedaron atrás, otros dejaron su salud física y mental en los campos de combate y otros viven una vida tranquila y anónima cuyas gestas solo vienen a conocerse después de su muerte. Así son muchos y otros tantos llegan a tener que cargar entonces con el reproche de quienes vieron la luz del día a causa de sus acciones valerosas. Este parece ser el caso del guardián que se interpuso entre poderosos rifles, armado con un revólver .357 Magnum en cuya gesta tenía como objetivo defender vidas ajenas con la suya propia y darle batalla al mal social que representan los malditos delincuentes que campean por sus respetos en las calles de esta isla.

En esta bendita tierra hay una ola rampante de ladrones, peores que los que asaltan a punta de pistola. Son los ladrones del criterio propio, de la conciencia, del sentido de justicia, de la forma correcta de evaluar en sus méritos lo que está bien y lo que está mal. Son pillos del intelecto, del conocimiento, de la verdad y del derecho. Le han robado al pueblo con promesas falsas, con mentiras cuyo fin es uno egoísta y de intereses personales para favorecerse a sí mismos y a terceros de los cuales pueden recibir beneficios mal habidos. Son los mismos malditos que le han robado a sectores del pueblo el poder de decidir por sí mismos, el poder de evaluar en su justa perspectiva el sagrado documento que muchos saben que se llama Constitución pero pocos conocen su alcance y trascendencia. Son los mismos que han obtenido ventaja de mantener grandes sectores de esta sociedad en la plena ignorancia, porque de la ignorancia obtienen grandes dividendos. Son los ladrones de la conciencia del pueblo al cual se refiere el sagrado documento. Son los que a cambio del saqueo intelectual al que han sometido a la gente le ofrecen asquerosos privilegios a cambio de que no piense por si mismo, que no busque con ansias el conocimiento y mantenga entenebrecido su entendimiento.

Algunos integrantes de las generaciones que se levantan hoy a la sombra del pensamiento corrompido del colonizado aterran. No hay en ellos el interés de ocuparse de defender lo justo y lo correcto con lo que se levantaron los padres fundadores y con lo que cimentaron lo que es hoy la nación de los Estados Unidos de América: son los peores negociantes que han caminado sobre la faz de esta isla. Viven del trueque desproporcionado en el cual surgen como los grandes perdedores: intercambian lo que les hace libres por los malditos ofrecimientos de lo vano que los mantiene adormecidos y atontados, en una falsa comodidad que los hace esclavos de unos cuantos líderes que le solicitan su voto cada cuatro años. Han maldecido su existencia al hacerse amantes de los privilegios que les prometen estos líderes de la temeridad y ya la incapacidad total de construir su propio conocimiento les ha minado su diario vivir.

Hoy me he visto obligado a reflexionar mas allá. Creo que anteriormente he fallado por expresar mis puntos de opinión cuando he estado airado y que dice el Lcdo. Acarón que no debe ocurrir. Pero hoy, ante las expresiones de algunos que promulgan las bondades de la estadidad y sus incongruencias con respecto a su prédica y que no contrasta en favor de lo que establece la Carta de Derechos de la Constitución de los Estados Unidos de América, estoy igualmente airado al encontrarme con la realidad de que tendré que escoger de entre lo malo, lo menos malo con el fin de que nos ayude a alcanzar la igualdad con los conciudadanos de la nación y que entre esa búsqueda de equidad es que vemos que ejercen su derecho a tener y portar armas sin las restricciones y la limitación absurda, prejuiciada y discriminada a la que quieren sumirnos los que todo lo ven através de la lupa de lo políticamente correcto. Escandaliza ver a líderes de este pueblo, expuestos para verguenza pública, como los tiranos ladrones de lo que le pertenece al ciudadano en su carácter individual. Restringirle el derecho que le pertenece al ciudadano americano en su carácter individual y que es garantizado por la Segunda Enmienda equivale hoy a robarle al mismo pueblo que pretenden guiar hacia su destino de libertad y progreso. Quien de tal manera actúa, a sí mismo se despoja.

Hoy mas que nunca pienso que el saqueo sistemático de lo que son los cimientos de la voluntad del pueblo ha sido institucionalizado en las mentes privilegiadas de esta bendita isla a la que unos le llaman país y otros, en el mas romántico de los versos le llaman de vez en cuando, Puerto Rico, la Isla del Encanto.


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