Monday, November 26, 2012

Diestros para el combate...

Diestros para el combate...
PR Armed Citizen

El pastor Ricky es hoy objeto de críticas por parte de la prensa y de diversos grupos, unos que apoyan su acción y otros que la condenan.  Yo le tengo solo una crítica:  debió estar portando una pistola semiautomática en vez de un revólver calibre .38, pero evidentemente, ante mi crítica, posiblemente, como todo, habrá detractores...

El periódico El Nuevo Día vuelve a darle pauta a una sola opinión en un artículo publicado hoy bajo el título ¿Deberían portar armas los líderes religiosos?  Evidentemente, el artículo lanza dudas con respecto a si ser un ciudadano decente y honesto armado es incompatible con el mensaje de paz que llevan los cuatro líderes entrevistados y que evidentemente no representan de manera alguna al universo de ciudadanos cristianos que hoy se cobijan en la Constitución para tener y portar armas para fines legítimos.

Los conceptos violencia y defensa propia, al igual que las armas legales y la criminalidad son usualmente conectados a conveniencia por algunos quienes tienen el atrevimiento de pretender decidir por el resto de la gente a renunciar a un derecho inalienable que le pertenece al ciudadano en su carácter personal e individual.  Uno de los grandes enemigos del orden constitucional son algunos individuos que logran hacerse de un status de autoridad carismática entre grupos de feligreses que los ven en una posición de superioridad con respecto al resto de los creyentes en su relación con el Ser Supremo y toman ventaja de estas circunstancias para manipular a los subordinados.  Evidentemente, estos líderes carismáticos logran imponer sus criterios a la hora de determinar, según sus estudios mas avanzados y completos de la Biblia, la interpretación del Sagrado Libro.

La opinión de los líderes entrevistados por el autor del artículo, Gerardo E. Alvarado, es la siguiente:

1.  William Hernández, vicepresidente, Iglesia de Dios Pentecostal, Movimiento Internacional:  "No creo que los hombres que tienen la responsabilidad de hablar de paz, de amor y de los atributos de Dios deban confiar en los atributos de un arma.  No me suena lógico con la fe que se predica.  Si tienes un arma, confías en ella y no en Dios que tiene en sus manos tu vida y te va a guiar".

2.  Obispo Felipe Lozada, Iglesia Luterana, presidente del Concilio de Iglesias:  "estar armados es una contradicción y no me cuadra con la responsabilidad que tenemos".

3.  Padre Pedro Ortiz:  "No creo en la posesión de armas.  En este país y en el mundo, mientras mas armas se tengan, mas se justifica su uso.  Quien tiene un arma, la tiene porque sabe que en algún momento la va a utilizar.  La función de los líderes religiosos es promover armar el pueblo con amor, diálogo y comprensión como antídotos contra la violencia."

4.  Obispo Juan A. Vera:  "La crisis actual no se resuelve armando a la población, pero cada situación hay que evaluarla en su justa perspectiva.  No quisiera entrar en el caso específico del pastor Torres porque carezco de detalles, pero sí entiendo que es legítimo que, ante un peligro inminente las personas busquen la manera de defenderse y proteger su vida y la de su familia".

¿Por qué estoy en total desacuerdo y considero un atrevimiento las expresiones de estos líderes?  Porque no hablan de su propia prerrogativa como individuos de no poseer armas en su carácter personal.  Usualmente algunos líderes se creen representantes absolutos del pensamiento de los que les siguen y cuando vemos de cerca el tipo de organización que gobierna algunas  iglesias, evidencian que el líder carismático es el que piensa y el resto marchan detrás de él.  Entonces surge la actitud amenazante de que tienen tanto poder e influencia que lo llevan a las nubes y creen que tienen el poder de renunciar a los derechos que le pertenecen a los ciudadanos que deciden ser sus feligreses.

Hace 221 años las primeras diez enmiendas a la Constitución de los Estados Unidos de América fueron ratificadas y hasta hoy nosotros, los ciudadanos amantes de la vida, la ley, el orden, la sana convivencia, la paz y los valores cristianos las atesoramos.  Muchos han dado su vida defendiendo el sagrado documento, bajo la convicción de que fué el mismo Señor Dios Todopoderoso quien puso su Santa Mano para que surgiera la nación que ha prevalecido por las armas ante enemigos extranjeros y domésticos.  Estos cuatro líderes se equivocan en sus expresiones y expondré de manera breve por qué digo esto:

1.  Lean un poco mas la Sagrada Biblia y se darán cuenta de que el pueblo de Israel tuvo que armarse hasta los dientes para combatir a sus enemigos milenio tras milenio bajo la bendición de Jehovah de los Ejércitos.  Resulta interesante que no es la norma que el Señor hiciera la guerra por ellos, sino que los bendecía adiestrando sus manos para la batalla y eran ellos quienes portaban sus armas, confiados en Dios Todopoderoso, no solo para hacerle la guerra a otros pueblos y conquistar, sino para defenderse de sus enemigos como lo hizo alguna vez Abraham, Gedeón, David y muchos otros.  Curiosamente, Rev. Hernández, estos no confiaban en sus armas:  confiaban en su Dios que los bendecía en batalla.  Hoy, en ese mismo territorio, los israelíes combaten a sus enemigos y han prevalecido como pueblo hasta hoy.

2.  El Obispo Lozada dice que estar armados no cuadra con nuestras responsabilidades, pero, ¿cuáles son nuestras responsabilidades?  Como seres humanos no hay una responsabilidad mayor que autopreservar nuestra vida.  Como responsables de nuestra vida, cabezas de nuestros hogares, líderes de nuestros municipios y gobernantes, así como las que le corresponden a todo aquel que asume el liderato en cualquier grupo social, sea político, religioso o de la naturaleza que sea, la primera responsabilidad que tiene el hombre es sobrevivir en un mundo convulso, en el cual siguen existiendo los mismos seres humanos con las mismas debilidades y maldad que los que habitaban el Planeta Tierra luego de la caída del hombre.

3.  El Padre Pedro Ortiz inicia diciendo que no cree en la posesión de armas.  Sin embargo, dice, refiriéndose a la isla y al mundo, que mientras mas armas se tengan, mas se justifica su uso, pero se queda corto en su mensaje, pues mientras mas armas estén en manos de ciudadanos amantes de la vida y la libertad, menos posibilidad existe de que triunfe el mal.  Al respetado religioso le deseo que no él, sino ninguno de sus familiares tenga que recurrir al amor, al diálogo y a la comprensión para enfrentar al maldito criminal que no solo viene a robar y violar, sino a matar, porque habrán de pasarlo como lechón en vara.  El criminal no quiere diálogo ni comprensión.  Lo que quiere es arrebatar lo que no pertenece y en el proceso, hacerlo con la mayor maldad y violencia posible, porque su corazón concibe hacer el mal y no le incumbe nada mas.

4.  El Obispo Juan A. Vera se equivoca al insinuar que hay quienes creen que armando al pueblo se resuelve la crisis actual.  Esta es evidentemente una de las afirmaciones mas lejos de la realidad que he enfrentado en toda la lucha que he llevado en defensa del derecho inalienable a tener y portar armas.  Aquí nadie pretende armar a ningún pueblo con ninguna medida de las que han sido presentadas.  Todo esto se trata solamente de dar a respetar un derecho constitucional que nos cobija desde 1791 en su forma plasmada por escrito en la Constitución y por ordenamiento divino basado en la doctrina de la autopreservación de la vida que hemos discutido anteriormente.  El mito de la intención de armar al pueblo sigue presente en las mentes ocupadas en todos los asuntos excepto en este que es de  vital importancia para nosotros.  Nos corresponde continuar esta lucha, pues quienes tienen este pensamiento desvirtuado de lo que es el derecho a tener y portar armas lamentablemente son líderes cuyos seguidores dan por correcta su opinión.

El pastor Ricky Torres obró como hubiese hecho cualquier padre de familia que ama a los suyos y los defiende aunque esto represente un riesgo de perder la suya propia.  Lo que hace la diferencia entre este caso, el de Wanda Torres, el del Agte. Ángel Fontánez y otros es que estos ciudadanos optaron por la mejor manera para estar listos ante una eventualidad como las que experimentaron y que afortunadamente sobrevivieron para poder contarlas.  Otros ciudadanos, inocentes y algunos hasta ingenuos, perecieron porque optaron con aceptar lo que les impusieron los pseudopacifistas y políticos inescrupulosos contrario al propósito de los Padres Fundadores, redactores de la Constitución y que nos legaron el derecho inalienable a tener y portar armas.  Estos pseudopacifistas y políticos sin escrúpulos son los mismos que les robaron a la gente las garantías constitucionales y que promulgan lo que hemos escuchado frecuentemente cuando se trata de lidiar con el criminal:  ante el ataque del delincuente no mires, no resistas y entrégale todo como cordero en matadero.

Hoy, como padre de familia, reafirmo mi compromiso de defenderlos con mi propia vida si fuera necesario.  Mientras tanto, continuaré enseñándole y formando a mis hijos por el camino del amor y dedicación a Jehovah de los Ejércitos, la Constitución de los Estados Unidos de América, la vida, la libertad, el bien, las buenas  costumbres, el respeto por la ley y la sana convivencia y buena voluntad entre los hombres...  y el arte del combate feroz mediante las armas para preservar las costumbres y tradiciones que legarán a las generaciones que están por venir.

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