Tuesday, December 25, 2012

Carta de Harold Estes al Presidente Obama

CARTA DE HAROLD ESTES
AL PRESIDENTE OBAMA

Traducida por The Puerto Rico Armed Citizen

Estimado Sr. Presidente Obama:

Mi nombre es Harold Estes, presto a cumplir 95 años el próximo 13 de diciembre de este año.  Las personas que me conocen por primera vez no creen mi edad porque a pesar de los años he permanecido sin arrugas y mentalmente ágil.

Me enlisté en la Marina de los Estados Unidos en 1934 y serví con orgullo, antes, durante y después de la Segunda Guerra Mundial, de donde me retiré con el rango de Master Chief Bos'n Mate.  Ahora vivo en una égida ubicada en el extremo oeste de Pearl Harbor, lo que me permite mantener vivos los recuerdos de mis 23 años de servicio al país.

Uno de los beneficios de mi edad, tal vez el único, es decir lo que pienso, contundente y directo, incluso al Comandante en Jefe de las Fuerzas Armadas de la nación.  Así que aquí van mis comentarios para usted.

Estoy molesto, enojado y decidido a no ver a mi país morir antes que yo pero parece que a usted no le importará tanto o nada de concederme ese deseo.  No puedo figurarme de qué país es usted presidente.  Usted viaja todo el mundo diciéndole lo mismo a amigos que enemigos despreciables mentiras como:

Ya no somos una nación cristiana,  Estados Unidos es arrogante...  Su esposa aún tuvo el atrevimiento de anunciarle al mundo que Estados Unidos de América es de acciones mal intencionadas. 

Hágame un favor:  dígale que vaya e intente decirle esas tonterías a las veintitrés generaciones de nuestros muertos en guerra cuyos restos reposan alrededor del mundo que murieron por ninguna otra razón que no fuera liberar a incontables cantidades de extranjeros de la tiranía y la desesperanza.

Yo le diré que ambos son una verguenza y no creo que ustedes amen a América ni veo en ustedes una pizca de gratitud en todo lo que hacen ante las bondades que este país les ha otorgado.  No tener vergüenza o agradecimiento es algo peligroso para un hombre que habita en la Casa Blanca.

Luego de septiembre once (9/11) usted dijo "Estados Unidos no ha cumplido con sus ideales."

¿A qué ideales se refería? ¿Era este el concepto de libertad personal de once mil agricultores y comerciantes que murieron por ganar su independencia de los británicos? ¿O tal vez el ideal de que ningún hombre debe ser esclavo de otro hombre, ideal por el que 500,000 hombres murieron en la Guerra Civil?   Espero que no se refiera tampoco a los ideales de 470.000 padres, hermanos, esposos y muchos amigos que conocía personalmente que murieron en la Segunda Guerra Mundial, ya que fue nuestra convicción de que ninguna nación nos fuera antagonista porque creemos en la libertad.  No creo que usted se refiera tampoco al ideal que proclama que la igualdad es mejor que la discriminación. Usted conoce muy bien el ideal que mucha gente de la raza blanca entendió cuando lo ayudaron a ser electo.

Tome un pequeño consejo de un anciano de muchos años, joven.  Compóngase y comience a actuar como un americano.  Si no lo hace, voy a hacer todo lo que esté a mi alcance para que lo saquen del alquiler de lujo que ocupa en la Pennsylvania Avenue. Usted fue electo para dirigir y no ceder, pidiendo disculpas y besándole las manos a los asesinos y líderes corruptos que todavía tratan a sus constituyentes como esclavos.

¿Y quién usted se cree que es, al solicitarle a los estadounidenses a no llegar a conclusiones y condenar a un mayor del ejército, musulmán de credo religioso, que mató a trece de sus compañeros soldados e hirió a decenas más en Texas? ¿Quiere decir que no quiere que nosotros hagamos lo que hicimos cuando aquel policía blanco utilizó la fuerza para someter al profesor universitario negro en Massachusetts? ¿No le importa ofender a la policía llamándola estúpida, pero no quiere que ofendamos a los fanáticos musulmanes llamándoles lo que son: terroristas?

Una cosa más.  Me doy cuenta de que usted nunca estuvo en servicio militar y nunca tuvo que defender su país con su vida pero es usted el Comandante en Jefe ahora, hijo.  Haga su trabajo. Cuando un aguerrido general de campo le pida 40,000 soldados más para completar la misión, déselos.  Pero si usted no está en el mejor espíritu y convicción de ganar la lucha, sálgase del medio.  La vida de un soldado estadounidense vale mucho mas que la mejor estrategia política que usted pueda concebir.

Usted podría ser un gran presidente porque se enfrenta al mayor desafío presentado a ningún otro presidente.

No va a restaurar la grandeza americana al traer de vuelta a su sitial a nuestra maltrecha economía. Esa no es nuestra mayor amenaza.  Evitar perder el corazón, el alma y el espíritu de lo que somos como estadounidenses es nuestra mas grande batalla.

Y le aseguro que no quiero pensar que nuestro presidente es el enemigo en esta batalla final.

Sinceramente,

Harold B. Estes

®DERECHOS RESERVADOS

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