Diestros para el combate...
PR Armed Citizen
El pastor Ricky es hoy objeto de críticas por parte de la prensa y de
diversos grupos, unos que apoyan su acción y otros que la condenan. Yo le tengo solo una crítica: debió estar portando una pistola
semiautomática en vez de un revólver calibre .38, pero evidentemente, ante mi
crítica, posiblemente, como todo, habrá detractores...
El periódico El Nuevo Día vuelve a darle pauta a una sola opinión en un
artículo publicado hoy bajo el título ¿Deberían portar armas los líderes
religiosos? Evidentemente, el artículo
lanza dudas con respecto a si ser un ciudadano decente y honesto armado es
incompatible con el mensaje de paz que llevan los cuatro líderes entrevistados
y que evidentemente no representan de manera alguna al universo de ciudadanos
cristianos que hoy se cobijan en la Constitución para tener y portar armas para
fines legítimos.
Los conceptos violencia y defensa propia, al igual que las armas
legales y la criminalidad son usualmente conectados a conveniencia por algunos quienes
tienen el atrevimiento de pretender decidir por el resto de la gente a renunciar
a un derecho inalienable que le pertenece al ciudadano en su carácter personal
e individual. Uno de los grandes
enemigos del orden constitucional son algunos individuos que logran hacerse de
un status de autoridad carismática entre grupos de feligreses que los ven en
una posición de superioridad con respecto al resto de los creyentes en su relación
con el Ser Supremo y toman ventaja de estas circunstancias para manipular a los
subordinados. Evidentemente, estos
líderes carismáticos logran imponer sus criterios a la hora de determinar,
según sus estudios mas avanzados y completos de la Biblia, la interpretación
del Sagrado Libro.
La opinión de los líderes entrevistados por el autor del artículo,
Gerardo E. Alvarado, es la siguiente:
1. William Hernández,
vicepresidente, Iglesia de Dios Pentecostal, Movimiento Internacional: "No creo que los hombres que tienen la
responsabilidad de hablar de paz, de amor y de los atributos de Dios deban
confiar en los atributos de un arma. No
me suena lógico con la fe que se predica.
Si tienes un arma, confías en ella y no en Dios que tiene en sus manos
tu vida y te va a guiar".
2. Obispo Felipe Lozada, Iglesia
Luterana, presidente del Concilio de Iglesias:
"estar armados es una contradicción y no me cuadra con la responsabilidad
que tenemos".
3. Padre Pedro Ortiz: "No creo en la posesión de armas. En este país y en el mundo, mientras mas
armas se tengan, mas se justifica su uso.
Quien tiene un arma, la tiene porque sabe que en algún momento la va a
utilizar. La función de los líderes religiosos
es promover armar el pueblo con amor, diálogo y comprensión como antídotos
contra la violencia."
4. Obispo Juan A. Vera: "La crisis actual no se resuelve armando
a la población, pero cada situación hay que evaluarla en su justa
perspectiva. No quisiera entrar en el
caso específico del pastor Torres porque carezco de detalles, pero sí entiendo
que es legítimo que, ante un peligro inminente las personas busquen la manera
de defenderse y proteger su vida y la de su familia".
¿Por qué estoy en total desacuerdo y considero un atrevimiento las
expresiones de estos líderes? Porque no
hablan de su propia prerrogativa como individuos de no poseer armas en su
carácter personal. Usualmente algunos líderes se creen representantes absolutos del pensamiento de los que les siguen y
cuando vemos de cerca el tipo de organización que gobierna algunas iglesias, evidencian que el líder carismático es
el que piensa y el resto marchan detrás de él.
Entonces surge la actitud amenazante de que tienen tanto poder e
influencia que lo llevan a las nubes y creen que tienen el poder de renunciar a
los derechos que le pertenecen a los ciudadanos que deciden ser sus feligreses.
Hace 221 años las primeras diez enmiendas a la Constitución de los
Estados Unidos de América fueron ratificadas y hasta hoy nosotros, los
ciudadanos amantes de la vida, la ley, el orden, la sana convivencia, la paz y
los valores cristianos las atesoramos. Muchos
han dado su vida defendiendo el sagrado documento, bajo la convicción de que
fué el mismo Señor Dios Todopoderoso quien puso su Santa Mano para que surgiera
la nación que ha prevalecido por las armas ante enemigos extranjeros y
domésticos. Estos cuatro líderes se
equivocan en sus expresiones y expondré de manera breve por qué digo esto:
1. Lean un poco mas la Sagrada
Biblia y se darán cuenta de que el pueblo de Israel tuvo que armarse hasta los
dientes para combatir a sus enemigos milenio tras milenio bajo la bendición de
Jehovah de los Ejércitos. Resulta
interesante que no es la norma que el Señor hiciera la guerra por ellos, sino que
los bendecía adiestrando sus manos para la batalla y eran ellos quienes
portaban sus armas, confiados en Dios Todopoderoso, no solo para hacerle la
guerra a otros pueblos y conquistar, sino para defenderse de sus enemigos como
lo hizo alguna vez Abraham, Gedeón, David y muchos otros. Curiosamente, Rev. Hernández, estos no
confiaban en sus armas: confiaban en su
Dios que los bendecía en batalla. Hoy,
en ese mismo territorio, los israelíes combaten a sus enemigos y han
prevalecido como pueblo hasta hoy.
2. El Obispo Lozada dice que
estar armados no cuadra con nuestras responsabilidades, pero, ¿cuáles son nuestras
responsabilidades? Como seres humanos no
hay una responsabilidad mayor que autopreservar nuestra vida. Como responsables de nuestra vida, cabezas de
nuestros hogares, líderes de nuestros municipios y gobernantes, así como las
que le corresponden a todo aquel que asume el liderato en cualquier grupo
social, sea político, religioso o de la naturaleza que sea, la primera responsabilidad
que tiene el hombre es sobrevivir en un mundo convulso, en el cual siguen
existiendo los mismos seres humanos con las mismas debilidades y maldad que los
que habitaban el Planeta Tierra luego de la caída del hombre.
3. El Padre Pedro Ortiz inicia
diciendo que no cree en la posesión de armas.
Sin embargo, dice, refiriéndose a la isla y al mundo, que mientras mas
armas se tengan, mas se justifica su uso, pero se queda corto en su mensaje,
pues mientras mas armas estén en manos de ciudadanos amantes de la vida y la libertad,
menos posibilidad existe de que triunfe el mal.
Al respetado religioso le deseo que no él, sino ninguno de sus
familiares tenga que recurrir al amor, al diálogo y a la comprensión para
enfrentar al maldito criminal que no solo viene a robar y violar, sino a matar,
porque habrán de pasarlo como lechón en vara.
El criminal no quiere diálogo ni comprensión. Lo que quiere es arrebatar lo que no
pertenece y en el proceso, hacerlo con la mayor maldad y violencia posible,
porque su corazón concibe hacer el mal y no le incumbe nada mas.
4. El Obispo Juan A. Vera se
equivoca al insinuar que hay quienes creen que armando al pueblo se resuelve la
crisis actual. Esta es evidentemente una
de las afirmaciones mas lejos de la realidad que he enfrentado en toda la lucha
que he llevado en defensa del derecho inalienable a tener y portar armas. Aquí nadie pretende armar a ningún pueblo con
ninguna medida de las que han sido presentadas.
Todo esto se trata solamente de dar a respetar un derecho constitucional
que nos cobija desde 1791 en su forma plasmada por escrito en la Constitución y
por ordenamiento divino basado en la doctrina de la autopreservación de la vida
que hemos discutido anteriormente. El
mito de la intención de armar al pueblo sigue presente en las mentes ocupadas
en todos los asuntos excepto en este que es de
vital importancia para nosotros.
Nos corresponde continuar esta lucha, pues quienes tienen este
pensamiento desvirtuado de lo que es el derecho a tener y portar armas
lamentablemente son líderes cuyos seguidores dan por correcta su opinión.
El pastor Ricky Torres obró como hubiese hecho cualquier padre de
familia que ama a los suyos y los defiende aunque esto represente un riesgo de
perder la suya propia. Lo que hace la
diferencia entre este caso, el de Wanda Torres, el del Agte. Ángel Fontánez y
otros es que estos ciudadanos optaron por la mejor manera para estar listos
ante una eventualidad como las que experimentaron y que afortunadamente
sobrevivieron para poder contarlas.
Otros ciudadanos, inocentes y algunos hasta ingenuos, perecieron porque
optaron con aceptar lo que les impusieron los pseudopacifistas y políticos
inescrupulosos contrario al propósito de los Padres Fundadores, redactores de
la Constitución y que nos legaron el derecho inalienable a tener y portar
armas. Estos pseudopacifistas y
políticos sin escrúpulos son los mismos que les robaron a la gente las
garantías constitucionales y que promulgan lo que hemos escuchado
frecuentemente cuando se trata de lidiar con el criminal: ante el ataque del delincuente no mires, no
resistas y entrégale todo como cordero en matadero.
Hoy, como padre de familia, reafirmo mi compromiso de defenderlos con
mi propia vida si fuera necesario.
Mientras tanto, continuaré enseñándole y formando a mis hijos por el
camino del amor y dedicación a Jehovah de los Ejércitos, la Constitución de los
Estados Unidos de América, la vida, la libertad, el bien, las buenas costumbres, el respeto por la ley y la sana
convivencia y buena voluntad entre los hombres... y el arte del combate feroz mediante las
armas para preservar las costumbres y tradiciones que legarán a las
generaciones que están por venir.
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