Sunday, February 27, 2011

No hay tal cosa como demasiado cuidado.


NO HAY TAL COSA COMO
DEMASIADO CUIDADO.
Lcdo. Oscar Acarón


A mas de unas cuatro mil millas de distancia de la Ínsula del encanto tres cazadores culminaban la faena después de una emociónate tirada a la “avutarda” y el “cauquén”. Para el desconocedor, la referencia local es al ganso de Magallanes y a los gansos de cabeza ceniza. La faena es una por demás emocionante, se lleva a cabo sentado en el gélido suelo, donde se hace una pequeña trinchera de manera tal que la silueta del cazador se vea disimulada por el terreno. En las claras el ganso se aproxima en bandadas a muy baja altura. Los tiros son a boca de jarro, rapidito, intenso, de entrada y de salida. Nos habíamos quedado en que la faena había terminado y los “pateros” estaban recogiendo la parafernalia cinegética. Los cazadores se están aproximando a los vehículos y se disponen a enfundar las escopetas, cuando uno de ellos destaca: “Esa escopeta viene con el “bolt” cerrado, ¿esta descargada?” A lo que el interpelado algo molesto refutó: “Yo sé de armas, seguro que esta descargada.” a paso seguido, en demostración de que estaba descargada, apunta hacia el cielo y con rabia hala del gatillo: “¡ZAAABLAAAAAM!”. Lo “pateros” se tiraron de hocico al suelo, cuando se oye una voz que pregunta: “¿Todo el mundo bien? Y continúa diciendo: “Eso que tu sabes de armas” y remata “Ahora todo el mundo puede limpiarse el chiquito”. Descuido, contumacia, arrogancia, falta de diligencia, que se yo cuantas cosas más. Por mi parte agradezco de mis compañeros cualquier motivación a re- examinar las armas una y otra vez. El cuidado es una mística que no implica excesos. Nunca, pero que nunca, podemos ser demasiado cuidadosos. Demasiado y cuidado jamás serán afines. Acá en la ínsula recuerdo un incidente “border line” donde una persona se propone a descargar y guardar esta pistola de marca muy conocida, en su versión afinada de competencia. La toma por encima del carro y al levantarla, con el dedo meñique toca el gatillo: “¡BLAAAMMM!”. El hombre terminó con un agujero de .45ACP en un muslo. ¿Descuido, negligencia? Esta es una situación que se encuentra en el filo de la navaja. Distintas personas la interpretarían de una forma o de otra. A mi juicio, las pistolas de tiro requieren de ese “exceso” de cuidado que nunca es exceso, especialmente si son de la variedad que no tienen martillo expuesto. Estas, al igual que las 1911 requieren de jockeys dedicados, muy amorosos a la disciplina consciente, marcada y exagerada. Es igual que los autos y los botes. No es lo mismo manejar a “Froggie” (mi Echo), que poner las manos sobre el volante de un McLaren F1. Tampoco es igual estar al timón de un Whaler 15, que empuñar el timón del hidroplano “unlimited” Miss Budweiser. Todos debemos estar más que conscientes de nuestros límites y debemos saber hasta dónde podemos llegar, pero lo que es imperdonable es el que seamos negligentes. La prensa del día de hoy ha reseñado el más que desafortunado incidente de auto-emasculación “involuntaria” de parte de un oficial del orden público. Los comentarios han viajado desde lo sublime hasta lo ridículo, desde el apoyo moral y cristiano, hasta el sarcasmo y el desprecio. Independientemente de la seriedad de la situación y de la obvia buena voluntad que debe prevalecer en cuanto a la necesidad de recuperación del oficial perjudicado, puedo reconocer de la mayoría de los comentarios expuestos en la prensa y en FB un abierto y franco señalamiento en cuanto a negligencia. La experiencia nos dice que de haber ocurrido un incidente de esta naturaleza con un civil, los gendarmes le hubiesen sitiado su casa y le hubiesen ocupado no solo sus armas, hasta sus hijos le hubiesen confiscado. No puedo hacer menos que colegir con nuestro amigo Luis Bonnet. Toda arma, en toda situación, sin diferenciar entre civiles, policías o militares debe, por obligación portarse en una funda, cartera, “baqueta”, vaqueta, mariconera o facsímil de buena calidad al propósito mantener seria seguridad. No es tan importante, en cuanto a la ley actual, la cuestión de la portación no ostensiosa, vis a vis el argumento de la seguridad. Si no es provista por la unidad a que pertenezca, ahórrese unos chavitos y compre una buena “baqueta” para su pistolita. El vecino, el perro, la TV, el auto, su compañero, su esposa y sus hijos no necesitan que por accidente se les aumente el número de orificios que se traen de fábrica. Visto está el ejemplo, que hasta sus gónadas reproductivas se lo van a agradecer. Al oficial en cuestión le digo que Dios nos cuide a nosotros de su indiligencia y de la misma manera que el mismo Dios le prodigue pronta y completa recuperación de sus heridas. Lamentamos sobre manera el incidente auto-emasculatorio. Sin embargo, no perdamos de perspectiva lo que nos parece importante. Las armas, los autos, las motocicletas, los botes, los caballos y un sinnúmero de ejemplos más requieren de cuidado en su manejo. No existe tal cosa como demasiado cuidado, como tampoco es lógico el concepto de demasiada salud, por lo tanto, si queremos mantenernos sanos y saludables, tengamos cuidado, mucho, muchísimo, demasiado cuidado.

®DERECHOS RESERVADOS

Saturday, February 26, 2011

Castidad - Lcdo. Oscar Acarón

The wild bunch

CASTIDAD
por el Lcdo. Oscar Acarón

Para allá en el 1988 se había logrado permiso para cazar en esta finca localizada en alguna localidad de la ínsula caribeña. La cantidad de pichones aliblancos que habían invadido el lugar era realmente extraordinaria. Yo me atrevería a decir que los números alcanzaban cinco cifras (recuerden que los cazadores son famosos por su mendacidad, y por favor, no mencionen los pescadores). Era imperiosamente necesaria la participación de varios expertos en cinegética, al efecto de mantener el delicado balance entre especies y ambiente. El problema básico era que el lugar en cuestión había perdido confidencialidad y del coto en cuestión pretendíamos castidad para nuestro beneficio por lo que era crítico evitar que se sumiera en la promiscuidad. La realidad es que no hacían falta visitas foráneas. La unidad pericial sobrepasaba una veintena de hombres por lo que la visita de cualquier advenedizo descalificado, era totalmente conflictiva al propósito ecológico predeterminado. Ante esas circunstancias hubo que hacer un minucioso estudio del Manual Táctico del Príncipe de la Caza, gloriosa obra de la literatura cinegética escrita por El Pirata; Juan E. Mendoza Acarón. Encontramos que en el capitulo X, a la altura de la página 137 el mismo explica en detalle el remedio del “cinturón de castidad”, extremadamente útil para situaciones donde se pretende evitar la penetración vehicular. El predio en cuestión estaba gravado por dos accesos, uno desde el norte y otro desde el sur. El acceso norte estaba bien protegido por un portón en acero de considerable tamaño, el cual daba paso a un camino de silga de un largo de un par de kilómetros. El camino sur era de fácil acceso, un riesgo más que evidente a la promiscuidad. Llegaba hasta la mismísima retaguardia del predio que precisábamos fidelidad. A unos tres mil y tantos metros de la colindancia del sur, en la servidumbre de acceso, existía un puente, al cual se le adelantaban unos postes precisamente donde la servidumbre era atravesada perpendicularmente por un canal de descarga pluvial que pretende mantener un valle libre de inundaciones. Se consiguió un cable de acero, de más de media pulgada de grueso al cual se le hicieron un par de orejas con abrazaderas y cuidadosamente se remacharon las roscas, de tal manera de que no se pudiesen abrir con las herramientas que típicamente están disponibles en los autos. Ahora la cosa era cuando llevar el cinturón, digo, el cable a los postes señalados y por quien, no sin antes llamar a la aseguradora y comprar unos seguritos de sombrilla, con cubierta extendida, al efecto de proteger madres de un arrope inesperado de estiércol. A minutos del oscurecer, un SR5 se dirigía solitario, balístico, respirando fuego, de sur a norte, por el acceso sur al predio. La columna de polvo y gravilla se levantaba detrás unos cuarenta pies de altura sobre el suelo. La prisa era evidente. El arrojado jinete hace un viraje de noventa grados y derrapando sobre la gravilla queda estacionado. Raudos y decididos se desmontan dos de la cabalgadura, e inmediatamente fijan el cable a los postes con dos recios candados. Todo iba muy bien, pero cuando más seguro uno se encuentra no falta el metiche que puede poner a riesgo la operación. ¡Sorpresa! De una de las servidumbres perpendiculares llega este Jeep CJ5 con dos a bordo; Luis y Tetelo. “Ahh, ¿pero qué ustedes hacen, como van a clausurar la servidumbre? Nosotros pretendemos llegar a la colindancia en la madrugada.” Inmediatamente el llanero, perdón, el jinete del SR5 se mete la mano al bolsillo, y con una amplia sonrisa le dice a Luis: “No te preocupes, aquí tienes una llave. Nos vemos y suerte mañana.” A eso de la doce y unos minutos de la madrugada, la unidad de control ecológico entra en el coto de caza y se queda durmiendo como hasta las cuatro, cuando se comienza a escuchar en la lejanía el movimiento de una caravana que pretendía una invasión por el sur. Entonces se detienen y unos minutos más tarde se escucha una algarabía a lo lejos. Parecía que muchos estaban envueltos en una discusión. En la servidumbre se formó la del rosario de la aurora. Los autos llegaron allí en tropel y cuando el primero alcanza a ver el cable clausurando el camino, clavó los frenos de golpe, quedando la caravana de rabos juntos con cabezas. Cuando los custodios de la llave llegaron, poco faltaba para un motín. Las quejas y las maldiciones hacían horizonte, los benditos Santos se tuvieron que anclar a las nubes para no caer al suelo. Luis y Tetelo se hicieron los bobos, se mordieron la sin hueso y de sus bocas no salía un suspiro. A esa hora, y entre el encorajonamiento que invadía el aire, una lengua inerte era más que prudente. Era mejor el silencio que intentar anunciar la tenencia de la llave. Así que la estrategia funcionó. Durante toda la mañana la castidad de la colindancia sur del coto se mantuvo incólume. Luis, Tetelo y otros pocos, entre los que se dice estaba Edwincito Domínguez se colaron luego de que los postergados se retiraron sin hacer un tirito. No cruzaron la colindancia, por lo que la finca se mantuvo fiel y casta. Días más lueguito, Luis y Tetelo se encontraron con el atrevido jinete del SR5, el cual los saludó con la sonrisa del gato que se acaba de comer al canario. Se sonrieron y movían su cabeza de lado a lado, como el que dice que no en sentido de incredulidad; no había necesidad de intercambiar palabras, todo quedaba dicho. De haber lucido la llave, los cocinan en aceite. No tenemos dudas, el Pirata sabía y sus alumnos eran buenos estudiantes. Bien lo dijo Edwincito Domínguez esa madrugada, “Si yo no supiera que Juaniquín no está cazando, yo diría que esto es obra del Pirata. A nadie más se le ocurriría. Esto son cosas de el…” eran cosas del Pirata, por la mano de sus alumnos…Edwin sabe.

®DERECHOS RESERVADOS

HR 822 - The National Right-to-Carry Reciprocity Bill

The National Right-to-Carry Reciprocity Bill
http://www.nraila.org/

H.R. 822, introduced in the U.S. House by Representatives Cliff Stearns (R-Fla.) and Heath Shuler (D-N.C.), would allow any person with a valid state-issued concealed firearm permit to carry a concealed firearm in any state that issues concealed firearm permits, or that does not prohibit the carrying of concealed firearms for lawful purposes. A state's laws governing where concealed firearms may be carried would apply within its borders. The bill applies to D.C., Puerto Rico and U.S. territories. It would not create a federal licensing system; rather, it would require the states to recognize each others' carry permits, just as they recognize drivers' licenses and carry permits held by armored car guards. Rep. Stearns has introduced such legislation since 1995.

• H.R. 822 recognizes the significant impact of the landmark cases, District of Columbia v. Heller (2008) and McDonald v. City of Chicago (2010), which found that the Second Amendment protects a fundamental, individual right to keep and bear arms and that the protections of the Second Amendment extend to infringements under state law.

• Today, 48 states have laws permitting concealed carry, in some circumstances. Forty states, accounting for two-thirds of the U.S. population, have right-to-carry laws. Thirty-six of those have "shall issue" permit laws (including Alaska and Arizona, which also allow carrying without a permit), two have fairly administered "discretionary issue" permit laws, and Vermont (along with Alaska and Arizona) allows carrying without a permit. (Eight states have restrictive discretionary issue laws.)

• Citizens with carry permits are more law-abiding than the general public. Only 0.01% of nearly 1.2 million permits issued by Florida have been revoked because of firearm crimes by permit holders. Similarly low percentages of permits have been revoked in Texas, Virginia, and other right-to-carry states that keep such statistics. Right-to-carry is widely supported by law enforcement officials and groups.

• States with right-to-carry laws have lower violent crime rates. On average, right-to-carry states have 22 percent lower total violent crime rates, 30 percent lower murder rates, 46 percent lower robbery rates, and 12 percent lower aggravated assault rates, compared to the rest of the country. The seven states with the lowest violent crime rates are right-to-carry states. (Data: FBI.)

• Crime declines in states with right-to-carry laws. Since adopting right-to-carry in 1987, Florida's total violent crime and murder rates have dropped 32 percent and 58 percent, respectively. Texas' violent crime and murder rates have dropped 20 percent and 31 percent, respectively, since enactment of its 1996 right-to-carry law. (Data: FBI.)

• The right of self-defense is fundamental, and has been recognized in law for centuries. The Declaration of Independence asserts that "life" is among the unalienable rights of all people. The Second Amendment guarantees the right of the people to keep and bear arms for "security."

• The laws of all states and the constitutions of most states recognize the right to use force in self-defense. The Supreme Court has stated that a person "may repel force by force" in self-defense, and is "entitled to stand his ground and meet any attack made upon him with a deadly weapon, in such a way and with such force" as needed to prevent "great bodily injury or death." (Beard v. United States (1895))

• Congress affirmed the right to own guns for "protective purposes" in the Gun Control Act (1968) and Firearm Owners' Protection Act (1986). In 1982, the Senate Judiciary Committee Subcommittee on the Constitution described the right to arms as "a right of the individual citizen to privately possess and carry in a peaceful manner firearms and similar arms."

Posted by:

National Rifle Association - Institute for Legislative Action

http://www.nraila.org/

®DERECHOS RESERVADOS

Tuesday, February 22, 2011

Manos firmes - Lcdo. Oscar Acarón


Manos firmes
por el Lcdo. Oscar Acarón

Nunca en mi juventud me detuve a pensar en que tan grande privilegio el mío de haber conocido a tanta gente de buena casta. Ahora, después de que he tomado la curva del medio, quizás por el hecho de que mi mente ha evolucionado de reactiva a reflexiva, es que vengo a destacar el extraordinario carácter de ese montón de jíbaros buenos entre los que me crié. Desde la escuela de párvulos he estado visitando galleras y tengo que exponer que dentro del deporte de los caballeros yo era un mero pretencioso a hombre caminando entre próceres, piratas y aventureros. Ciertamente, caminaba entre leyendas vivientes, cada uno con una historia que contar; con trasfondo histórico. De entre todas las galleras del planeta, la Gallera el Corozo, transluce ser la jugada más peligrosa de todas. En forma alguna estoy haciendo referencia a la seguridad de los visitantes, hago referencia al juego en sí. Esta era y sigue siendo el Viet Nam de los gallos. Allí se puede llegar con miles en los bolsillos y retirarse con fantasmas en la cartera; así de difícil es. Antes de que me saliera algún bozo sobre el labio superior, ya había conocido los haberes en el juego de Tío Enrique Pabón, Toto Urrutia, Georgie Asencio, Don Juan Ramírez, Tony Vicens, Relin Sosa Ortiz, Chele Padilla, Chago Arroyo, Tato Padilla y otros tantos más que me tomaría cien leguas en papel para poderlos enumerar. El dueño de la gallera lo era Modesto Rodríguez. Un hombre corto, de armadura recia, buen carácter, buen amigo, serio y cabal. Típico hombre de armas. La jugada le prodigaba buenas economías, a mi parecer vivía bien. Un día en especifico, cuando ya se había terminado el pesaje, se aparecen a la puerta un puñado de ratas de alcantarilla, los cuales no son merecedores de que se repitan sus nombres, total, la basura merece el anonimato. A esta fecha resulta académico el investigar si su intención era asaltar o asesinar. Lo que sí se me hace claro es que sus intenciones fueron puestas al descubierto. Alguien pudo escuchar a las sabandijas conspirando y pusieron sobre aviso a Modesto un par de minutos antes de que el ballet de la muerte comenzara. Modesto siempre estaba preparado para cualquier incidencia y era de los que no le tiemblan las manos. Irrumpen a tiros en la gallera los sicarios y Modesto los madruga colocándose detrás de una columna. Al primero lo impacta en pleno, enviándole con boleto de ida derechito al infierno, con habitación en la caldera catorce, esa en la que pasan la cuchilla sobre el excremento cada quince segundos. Al segundo le contaron hasta doscientos y no se le apreciaba mover una uña. Nubladas criaturas etéreas revoloteaban sobre el cadáver y dicen algunos de los presentes que una vez el alma dejó su cuerpo, las ánimas le echaron mano por el cuello y lo sumieron bajo la losa del suelo. Al tercero no le intimidó el olor a sangre en el aire y por el contrario con el diablo reflejado en sus ojos casi le llega a Modesto, quien sin temblarle el cuerpo estiró su brazo y le soltó una .38 Special, al nivel de la caja de los gandules, llevándole de paso el codo del brazo en que traía el arma homicida. Este se desplomó al suelo y para su infortunio la bala le rajó la panza, dejándole las tripas expuestas. En los horrores de su dolor alucinaba y veía animales feroces acechándole, a los que les suplicaba le dieran muerte. La bala le hizo detonar el codo y los médicos se vieron obligados a amputarle el brazo. Lo colocaron en una cama con los intestinos fuera del cuerpo, en una bandeja con una solución salina invadida de antibióticos para evitar una infección que le tronara su infeliz existencia. Este pescuezo de tabla, luego de darle de alta, vivió muchos años más. Cargaba con un semblante vacío, unos ojos mustios y un solo brazo con que limpiarse el trasero. Ante el hecho de que un cuarto hombre se había quedado afuera y la incertidumbre de que hubiese otros mas, Moncho Castillo se le acerca por la retaguardia a Modesto y estirando la mano le entrega una docenita mas de .38s, por si acaso. Moncho se queda vigilándole la espalda a Modesto y en el silencio se oyen zapatazos en la arena del estacionamiento. El cuarto hombre rehusó entrar al combate; iba lastimándose la nuca con los talones. Estuvo tanto tiempo escondido que su piel adquirió el color de la cera en las velas. Tiempo después, recuerdo que la hija mayor de Virín Toro, le preguntó que si era verdad que ese día había corrido. Su respuesta vino en la forma de una sonrisa reprimida con la mirada de quien en algún momento ha sentido en su cara las babas del Ángel de la Muerte. Hace pocos días atrás me enteré de que Modesto había partido a la dimensión paralela. Yo nunca lo vi desarmado, por lo que dudo haya dejado su revólver. Debe estarle protegiendo la diestra al Padre de que alguna ánima siniestra se le acerque. Nunca le temblaron las manos. Ahora en presencia de Papá menos.

®DERECHOS RESERVADOS

Monday, February 21, 2011

Alivio - Lcdo. Oscar Acarón



Alivio
por el Lcdo. Oscar Acarón

El 20 de febrero de los corrientes se nos informó por la prensa de que las intenciones de un asaltante se vieron frustradas inesperadamente al encontrar en su camino un proyectil que le imposibilitó concretar su cometido. Aunque la relación informativa fue en extremo parca, nos quedó claro que el desafortunado malandrín tuvo que hacer la ruta con el barquero rumbo a las puertas del Hades. En forma alguna me puedo imaginar su cara al enfrentarse con Cerbero, quien por dichos anteriores, no es del todo un can simpático con aquellos que en vida no observaron buenas costumbres. No es cosa para alegrarse, sin embargo, algo hay dentro de mí, que de cierta manera me libera de mayores preocupaciones. Es que otro parido por el trasero se encontró con un correcto destino. Definitivamente resulta ser un alivio el que un ciudadano decente se pueda defender y no haya ido a formar parte de las estadísticas. Acabando de entrar al Colegio, recuerdo, se suscitó un incidente muy interesante, el cual vale la pena relatar. En la carretera hacia Boquerón existía una torrefacción de café la cual pertenecía a una persona muy conocida de mi pueblo, al cual vamos a hacer referencia como Lando. Este señor siempre fue un hombre emprendedor quien trabajaba duro sus negocios, muy preocupado por su familia. Jovial, parlanchín, pero definitivamente no era pariente de Juan Bobo. Yo tengo la impresión de que el siempre intuyó la posibilidad de que un día las cosas podían ponérsele bravas. El café siempre ha sido valioso y su torrefacción, de todos conocido, era productiva. No hay forma alguna de que una operación como esta pueda camuflarse. El olor a café tostado es un delator. Lando visitaba consistentemente el negocio de Juaniquín Mendoza en Cabo Rojo para agenciarse una buena cantidad de municiones en 9mm para su pistola Beretta y consistentemente, por lo menos una vez a la semana, practicaba en Caballeros de Colón, al lado del Río Guanajibo. Esta noche en particular se encontraba en su casa junto a su familia, y en su deseo de ir a la cocina pasa en frente de las ventanas que se encontraban abiertas, cuando de repente, un fogonazo viene desde afuera. Siente un calentón en una de sus caderas y al mirar la nevera que tenía a su lado se da cuenta de que la misma quedo rociada de rojo. Recibió un disparo de escopeta con perdigón 00, pero al momento no hubo amago de dolor. Se busca en la cintura y echa mano de la Beretta y trata de quitarse de en frente del ventanal cuando, con el rabo del ojo, logra divisar la amenaza armada que lo ataca desde fuera. Sin perder su refugio hace un par de disparos, quizás más de dos y el magallete cae al piso. Pero nota que hay más de uno y sale a su busca, cuando lo ve bajando la cuesta de la casa y le zumba pegándole un plomazo en un hombro. La rata no hizo gesto para detenerse, por el contrario, ni Javier Culson lo hubiese alcanzado. De dos uno y ya la pérdida de sangre pudo más que Lando. Sin embargo llegó el alivio, la amenaza real había pasado. Ahora lo importante era contener la hemorragia y sacarle la lengua al Ángel de la Muerte, quien llegó a acariciarlo, pero aun su viaje no estaba programado. Son muy pocas las veces en que la prensa destaca el que uno de los buenos se libra de hacer el último viaje, gracias a que en el momento crítico, un arma estuvo disponible para proteger su vida. Esa oportunidad no existe en la ausencia de nuestro derecho a tener y portar armas. No dejes que te quiten esa oportunidad. El derecho es tuyo. Reclámalo.

®DERECHOS RESERVADOS

... la restricción de armas es darle rienda suelta al pensamiento criminal. (Andrés de Camino @ Facebook.com) - PR ARMED CITIZEN

... la restricción de armas es darle rienda suelta al pensamiento criminal. (Andrés de Camino@facebook.com)

por The Puerto Rico Armed Citizen

El Estado de Texas se encamina a aprobar un proyecto de ley que le permitiría a los estudiantes y profesores portar armas de fuego en los recintos universitarios. Este acto valiente y heroico, que es exactamente como tiene que obrar, de la Legislatura Estatal de Texas me lleva entonces a reflexionar con respecto a estos asuntos.

Viene a mi memoria un evento reciente en el cual Seung Hui Cho, en un frenesí asesino le quitó la vida a 32 personas en el Instituto Politécnico de Virginia (Virginia Tech) el 16 de abril de 2007. Ciertamente muchas de las personas que rodeaban a este inmigrante surcoreano tomaron en menos las señales que alertaban lo que podía suceder, desde incidentes en los que se le declaró enfermo mental hasta publicaciones que hizo en su página de internet en la que aparecía portando armas. Cuando reflexiono acerca de las víctimas, no me queda duda que este asesino, fuera de la cosideración de su insanidad mental, fué frío y calculador al escoger a ciudadanos decentes y honestos que se preparaban para ser productivos para la sociedad y que por razones del destino no estaban armados posiblemente para, entre otros, no violar la política de no armas en el campus y las leyes del estado. Evidentemente, también recuerdo el asesinato en masa en la Cafetería Luby’s en Texas (octubre 1991) y el remordimiento que lleva la ex legisladora Suzanna Gratia Hupp de tener a un minuto de distancia su arma en el carro, cuando los segundos fueron cruciales para vivir para contarlo. Por temor de no violar la ley, pues no existía una ley que autorizara la portación de armas ocultas, Suzanna (autora de "From Luby's to the Legislature: One Woman's Fight Against Gun Control") dejó el arma que portaba en su carro y el resto es historia: al igual que ella los ciudadanos no tuvieron la oportunidad de pelear de igual a igual para defender sus vidas.

En ambos casos y al igual que en otros (Columbine High School Massacre, 1999) la primera línea de contacto y blanco de los ataques fueron ciudadanos decentes desarmados y en ninguno de ellos hubo presente un agente de seguridad pública, estatal o federal, o en el mejor de los casos, privado, que pudiera enfrentar a los atacantes. ¿Qué evidencia esto? Llevamos años afirmando lo mismo por años y años en Puerto Rico: las agencias de seguridad pública, sea la Policía Municipal, la Policía de Puerto Rico, el Federal Bureau of Investigation, Department of Homeland Security o póngale cualquier otro nombre que aunque así quisiesen hacer, tal como rezan sus respectivas misiones, no pueden garantizarle la seguridad al ciudadano decente y honesto en cuyo diario vivir se desplaza entre calles atestadas de criminales avalados por políticos inescrupulosos y jueces lenientes que no encuentran causa con alarmante frecuencia.

¿Dónde están las fallas y en manos de quién están las soluciones? La defensa del derecho a tener y portar armas, garantizado por los padres fundadores en la 2da. Enmienda, Carta de Derechos de los Estados Unidos es un asunto político. Digo defensa, pues un asunto es tal derecho que tenemos aún desde antes de la fundación de la nación y otro es lo que le permite el pueblo a pichones de tiranos cuando políticos inescrupulosos legislan contrario a la Constitución y se queda miserablemente como que aquí no ha pasado nada. A muchos sectores del pueblo les tiembla la mano a la hora de ejercer el derecho al sufragio. El desconocimiento, promovido ciertamente por agendas políticas muy bien planificadas y ejecutadas, hacen que nuestros electores boten el voto cada cuatro años y que los flamantes escorias de politiqueros le falten el respeto al pueblo una y otra vez, cada cuatro años.

La restricción a las armas es darle rienda suelta al pensamiento criminal (Andrés de Camino @facebook.com). ¿Pero dónde se incuba el germen de esta filosofía criminal y antiderechos que ha infectado las calles de la nación? Sin temor a equivocarme, creo que en la misma mente de aquellos que tienen agenda para beneficio propio a costa de un pueblo bueno y trabajador cuyo peor error es poner su confianza en los colores y no en aquellos cuya convicción es servirle bien bajo lo establecido en el sagrado documento.Hoy por hoy, lo mismo en la calle que en los recintos universitarios, la primera línea de combate que confronta a los enemigos del modo de vida establecido por nuestros padres y abuelos somos nosotros mismos. La visión de quien le sirve a quien en esta nación está corrupta: hoy vemos como es el pueblo quien es servidor del gobierno y no el gobierno al servicio de los intereses del pueblo. Pero está en manos del pueblo decidir si permite al vulgar delincuente y asesino tomarle desarmado y resignado, enfrentar la pérdida de la vida y la propiedad o la de un ser amado.

A nosotros, quienes estamos presente lo mismo en la calle, en las iglesias o en los centros educativos por asi mencionarlo corresponde hacerle la advertencia a aquellos que tengan pensamientos de corte tiránico antiderechos, de que en las altas esferas del gobierno y en los lucrativos y deseables escaños electivos legislativos solo tendrán asiento quienes defiendan y promuevan el enriquecimiento del derecho de carácter individual del pueblo a tener y portar armas.


®DERECHOS RESERVADOS

Sunday, February 20, 2011

RETO ABIERTO A COLBERG TORO - Lcdo. Oscar Acarón


RETO ABIERTO A COLBERG TORO
por el Lcdo. Oscar Acarón

Se propone el ilustre legislador a ocupar la silla de la presidencia de la Cámara y según entiendo está configurando una ley de armas que va a ser la octava maravilla, será la cura inmediata de la criminalidad, la cual propone presentar tan pronto el PPD gane las elecciones. Yo invito a que no espere tanto, que su legislación maravilla la presente la semana próxima, a más tardar el martes, porque un proyecto de ley que es la esperanza del pueblo no debe ser guardado por tanto tiempo y nosotros tenemos derecho a verlo, no en enero o febrero de 2013, es AHORA QUE LO QUEREMOS VER.... apuesto peso a morisqueta a que lo que va a proponer es un desarme total a la población civil, como lo ha hecho consistentemente PLAGIANDO proyectos de ley que consistentemente HAN SIDO RECHAZADOS EN TODA JURISDICCIÓN DE USA, con excepción de Washington DC (y ya rodaron por el suelo con el caso Heller y Chicago donde el alcalde todavía se está rascando el trasero con el planazo que le dieron en el caso McDonald) Ya puedo anticipar la sonrisa en la cara de los criminales cuando sepan de la excelente posibilidad y beneficios que les va a presentar Colberg, lo cual le va a representar una amplia ventaja y mejoría en sus actividades laborales. ¡QUE NO ESPERE TANTO PARA PRESENTAR SU GRANDIOSA LEY, QUE LO HAGA ESTE MARTES PRÓXIMO! ¡Su proyecto va a ser tan bueno que los criminales se van a sindicalizar!

®DERECHOS RESERVADOS

Saturday, February 19, 2011

Con bonito no se va a la plaza - Lcdo. Oscar Acarón


Con bonito no se va a la plaza
por el Lcdo. Oscar Acarón

A continuación, respuestas a comentarios vertidos sobre el caso de 2da. Enmienda:

Observando con cierto detenimiento las opiniones vertidas sobre el tema en cuestión me veo en la obligación de aclarar aspectos que me parecen son importantes. Veo en algunas de las exposiciones anteriores algún grado de desinformación y desenfoque. La corte suprema de USA es clara en el aspecto de que en la inclusión de un derecho, como derecho fundamental el análisis no se hace a base de estadísticas o elucubraciones de lo que pudiese ocurrir o no. Un ejemplo de ello es el caso de Roe v. Wade. El anterior caso es el que legaliza el derecho al aborto. Yo particularmente no estoy de acuerdo, desde mi punto de vista personal, con la solución del caso Roe v. Wade. Las consecuencias de la decisión eran anticipables; se iban a proliferar exponencialmente los abortos. Al día de hoy Roe v. Wade ha producido 53 millones de abortos, si, dije 53 millones y la cifra es correcta. Miranda v. Arizona todos los días provoca que miles de criminales retornen a la calle a delinquir porque la autoridad estatal no le leyó sus derechos al realizar un arresto. En Puerto Rico, todos los días los tribunales determinan que cientos de registros fueron realizados ilegalmente en violación de las protecciones sobre registros y allanamientos irrazonables y cientos de criminales retornan diariamente a la calle porque un registro fue realizado sin orden o porque dicho registro se realizó sin motivos fundados para entender que un delito se estaba cometiendo en presencia del agente del orden público. Nadie, pero es que nadie, ha pretendido aguar el carácter de los derechos anteriormente expuestos. Dichos derechos han prevalecido a pesar de las consecuencias antipáticas que acarrean porque la privacidad del ser humano es un puntal institucional dentro de nuestras constituciones y por el hecho de que es preferible mil criminales en la calle que no un inocente preso. La 2da. Enmienda no es un derecho de invención reciente. Es anterior a la Declaración de Independencia de USA y era reconocido en Inglaterra antes que los ingleses llegaran a América (el caso Heller contiene todo el desarrollo histórico de dicho derecho y recomiendo su concienzudo estudio antes de opinar sobre el tema, les garantizo le va a ser de mucha ayuda). La 2da. Enmienda está enraizada en la más profunda de las tradiciones constitucionales y derechos en USA. El derecho y la tradición en apoyo a la LIBERTAD y al derecho a la VIDA. Los padres de la constitución habían sufrido en carne propia las garras de la tiranía y conocían de que la vida no puede defenderse de los lobos siendo borregos, hay que ser león. Heller resuelve que el derecho a tener y portar armas es un derecho individual ligado a la auto-preservación del individuo, homogéneamente ligado a la protección de la VIDA. Y señalo, NO MENOS. En los comentarios que anteceden a este, veo cierto aire dirigido a dar alas al estado y autorizarle a aguar el derecho. No puedo estar más en desacuerdo. Estoy más que consciente de que la Corte Suprema ha hecho claro que convictos por delitos graves y aquellos que padecen de insanidad mental no pueden ostentar el derecho. No tengo controversia alguna con tal apreciación de la Corte Suprema, pero no puedo consentir en la configuración de un derecho aguado. O tenemos el derecho, o no lo tenemos. En este momento ello no está en controversia; tenemos el derecho. Tampoco existe controversia en el aspecto de que aplica aquí en nuestra jurisdicción. Hasta el Secretario de Justicia colige con el hecho de que SÍ NOS APLICA. El caso de McDonald v. City of Chicago hace claro que la inclusión del derecho se hace al nivel de todo derecho fundamental, que la inclusión NO es la inclusión de un derecho aguado. Nuestra misión no trata de que se configure el derecho, trata de que el estado nos respete la posesión individual del derecho, con la exclusión de los “felons” y los dementes. No podemos permitir continuar el juego de la cochina, sucia y asquerosa colonia. No hay razón alguna para que nos encontremos a un nivel más bajo que los conciudadanos que residen en el continente. Tal sugerencia es indigna, bochornosa, asqueante. Por otro lado no puedo compartir opiniones prejuiciadas, basadas en el aspecto físico de compañeros que visitan nuestros clubes de tiro. Con bonito no se va a la plaza, se va con chavos. Con ello quiero decir que poco importa que mi compañero en la línea de tiro pueda tener un aspecto que a mí no me agrade, incluso puede ser tan feo y puede estar(a mi juicio) tan mal vestido, como para hacerle las vacaciones al cuco. Lo importante es que no sea un “felón” o que no esté loco, esa es la regla y no otra. Ni más, ni menos. Otro detalle importante lo es el hecho de que en especial la Policía y la prensa anti-armas han hecho presa de las mentes de nuestros ciudadanos empujando campañas sensacionalistas, que analizadas racionalmente, no tienen ningún sentido. La de la venta en exceso de municiones en exceso es una. Es muy cierto de que anualmente se venden unas 4 millones de cargas al año. Eso no tiene nada de particular. Ello equivale a unas 49 cargas por persona con licencia en el año. Pero ese universo tiene que analizarse más concienzudamente. La mitad de esa munición lo son cartuchos de escopeta, los cuales se venden para caza. Por ejemplo, en Puerto Rico hay unos 5mil cazadores activos, los cuales consumen unas 500 cargas al año, para 2,500,000. A eso descuéntenle la munición que consume la policía (la cual ellos han incluido en la estadística) y la munición que consumen los tiradores activos. Cualquier tirador de escopeta activo consume no menos de 5mil cargas en un año. Y personalmente conozco a algunos que han consumido 25mil en un período en particular. Añádale a eso la munición a la que los que renuevan sus licencias tienen que consumir en los cursos de uso y manejo. En conclusión, el exceso de munición es una falacia. Es una distorsión de la realidad, acomodada mendazmente para causar una impresión pública negativa. No puedo estar más en desacuerdo con los registros electrónicos o no electrónicos en los clubes de tiro. Ello equivaldría a legalizar un registro sin orden a personas que en forma alguna se les puede atribuir ser los ejes de la delincuencia. Llevo 40 años visitando consistentemente clubes de tiro y solo puedo atestiguar que son los lugares más seguros en nuestra isla. Nunca he visto en uno de mis clubes a un tecato, ni a un traficante en drogas ilegales, ni tan siquiera a un delincuente. Son gente de armas y la gente de armas en mi isla son gente decente, cabal, trabajadores, responsables y diligentes. La disciplina de la gente de armas así lo requiere. ¿Por qué no sugerimos que registren a cada persona que entra a un parque de beisbol, o a una cancha de baloncesto, o una cancha de voleibol, o a un balneario? Bueno, porque ello equivaldría a institucionalizar los registros ilegales y las invasiones a la privacidad, a la institucionalización del temido estado policiaco. Sin embargo en todos los anteriores lugares he visto drogas, tecatos, rateros, carteristas, rameras, apostadores ilegales y que se yo a cuantos desarrapados mas. ¿Registros en mis clubes y a mis compañeros tiradores y a los dueños legítimos de armas en Puerto Rico? Lo lamento mucho por aquellos que opinan que tal cosa es razonable. En mi libro, solo al criminal se le puede registrar y bajo las condiciones que establecen las reglas de Procedimiento Criminal y bajo las garantías que se establecen constitucionalmente. ¿Invadir la privacidad de la gente decente y someterlos a la indignidad de un registro? NO, definitivamente NO. Eso está bien para regímenes tiránicos y totalitarios, para estados socialistas o leninistas. ¿Bajo nuestras Constituciones? ¡NOOOOOOO!

®DERECHOS RESERVADOS

Friday, February 18, 2011

Fe ciega - Lcdo. Oscar Acarón


Fe ciega
por el Lcdo. Oscar Acarón

Oí decir al mejor gallero de Mayagüez, Jean Pagán que ningún cabezón podía ser un gallo fino. En el mundo de los gallos de pelea, tal apreciación, es una verdad escrita en piedra. El gallo de pelea descendiente de las mejores líneas inglesas,y que luego gravita hasta Jerez de la Frontera, España, luego que se descresta, virtualmente se queda sin cara; termina con un semblante aguzado. Este día había salido temprano y Oscalín hizo una parada en casa para recogerme, salir hacia el campo y darles un vistazo a los gallos. Entro al gallerín y encuentro este pájaro nuevo, de color cenizo. Tenía la cabeza del tamaño de un tiesto y el rabo parado, en dirección hacia las estrellas. Mmm, este no puede ser un gallo fino, pienso, y le pregunto a mi padre: “¿Y este cabezón, de donde salió?” “Ese es el gallo bueno del Dr. Alemañy” me dice. “A lo mejor sería un buen peleador, pero eso no parece un gallo fino, es muy cabezón” le contesto. “Bueno, eso lo enviaron para que se caste de él. Quieren doscientos pollos.” Ante la situación, me muerdo la lengua y me voy pensando en que el condenado pajarraco sería el mejor combatiente del mundo, pero con esa cara, que ni encogiéndola la podíamos encajar en un billete de cien, no podía ser ni un cuarto de sangre. Oscalín castó unos doscientos cincuenta pollos de aquel avestruz y si hubiese castado doscientos cincuenta y uno, doscientos cincuenta y uno hubiesen abandonado el combate. El condenado cabezón no tenia ascendencia, era un manilo, un gallo sin clase. Eso mismo trasmitió a su progenie. Cuando yo entendía que se había acabado la pesadilla (el Doctor se llevó casi doscientos y el mejor de todos ellos por poco quiebra a Mayagüez en su última pelea, cuando sin un golpe abandonó el combate) a Oscalín se le antoja preparar uno de ellos que había quedado, porque a su juicio, era el mejor de todos y era imposible que se huyeran todos. A esto yo le llamo fe ciega. Yo me negué a mover una uña para entrenar al dichoso ejemplar. Para mí era tan cobarde como el resto de sus hermanos. Ya cuando estuvo de buena condición para el combate, se empeñó en llevárselo a una buena jugada que había en la Gallera Cofresí de Cabo Rojo y luego de que se trabaron varias peleas, el se encargó de encontrar rival al gallo en controversia. En esa época los gallos peleaban con espuelas artesanales manufacturadas de espuelas naturales de gallo. Hoy en día pelean con espuelas de plástico que son aun más letales que las mejores espuelas artesanales. La ventaja con las espuelas artesanales dependía de la calidad del material base y del arte en hacerlas. Las espuelas de mayor calidad llegaron a un valor de hasta cuatrocientos dólares, por un par. Las de plástico liquidaron dicho comercio de espuelas, al bajar el costo a cinco dólares. Cuando llaman para armar los gallos, mi hermano Albert, con cara de preocupación, me pregunta:” ¿Y ahora qué hacemos con este manilo? Tú y yo sabemos que si no gana en los primeros tiros, este va a hacer igualito que todos sus hermanos. De que se huye se huye.” “Bueno, aquí yo traje este par de rifles que entre dos buenos hermanos, valen cuatrocientas estacas. Si tira una buena, a lo mejor no pasamos un bochorno y la sacamos.” Dicho y hecho. Le calzamos aquel par de tacones altos y a Dios que nos proteja y nos reparta suerte. Salen los gallos a pelear y el nuestro lleva al contrario de nueve ceros. Le ha dado esta paliza en un par de minutos que ni el Dr. Frankestein lo hubiese podido reparar. ¡Ay!… De golpe y porrazo el nuestro se detiene en el combate y decide abandonar al contrario y se va caminando lentamente por la orilla del vallín. Se detiene frente a Sixto, el esposo de Nelly Lugo, dueña de la gallera. Miraba a Sixto con ojitos de carnero degollado y al parecer con este ánimo de recógeme, por favor. En ese momento yo estaba pegándole cariñosamente con el codo en las costillas a Oscalín y le decía: “Ahí va tu ejemplar estrella, va huyendo como ladrón en la noche.” No me contestaba. El reloj de cuenta iba avanzando y los gallos separados los alcanza el minuto reglamentario. “Hay que probarlos” dice Pagán, el juez de valla. Pagán era muy amigo de mi padre y tomando en sus manos el gallo de prueba se lo presenta al gallo contrario, el cual estaba de pie, pero hecho piezas. El gallo de prueba lo carga con furia, pero no se mueve para nada; los golpes lo tenían sordo, ciego y mudo. Total lo importante era que no abandonara el combate y en su condición allí se quedó. Luego Pagán, con mucho sigilo le entrega el gallo de prueba a Sixto y recoge al nuestro del suelo. Con mucho cariño le acomoda las alas, le soba la cabeza y aguantándolo en una mano con la otra toma el gallo de prueba enfrentándolos en el piso. En un ademán que requiere la destreza de un mago, al colocarlos en el piso le pellizca el fondillo al nuestro. Al parecer eso lo motivó lo suficiente como para hacer gesto de picar al gallo de prueba. “Tablas” pronuncia Pagán y antes de que el nuestro saliera corriendo lo levanta del suelo y se lo entrega a Oscalín quien sin mirar a nadie lo sacó del redondel, más rápido que ligero, para evitar los comentarios de los presentes. Nada, que del que no tiene trascendencia, nada se puede esperar. Así pasa con los humanos, cuando no tienen trascendencia, de ellos, nada se puede esperar. Pueden que tengan madre de buena línea y un padre cobarde, o viceversa. Total, ¿Qué tenemos? Pues eso mismo, un media sangre. Nuestro entorno político y jurídico está lleno de medias sangres. De personas en las cuales el miedo a la libertad les quiebra los huesitos. Antes de que les arrimen un golpe se huyen solitos, sin que nadie les pegue. Son tan cobardes que aun siendo abogados reniegan de sus derechos adquiridos y para colmo te dicen que esos derechos no los puedes tener, que es peligroso que te concedan esos derechos. Es tan inconcebible la situación, que aun habido siendo educados en derecho, no tienen voluntad y postulan ante el tribunal y asesoran y legislan al efecto de que esos derechos no se pueden reconocer. No quieren reclamar intimidad, no quieren privacidad. Cobardes, media sangre, huyones. Lo peor del asunto es que la ciudadanía ha puesto su fe ciega en estos mal castaos que son incapaces de ganar por nosotros una pelea. Somos responsables de que ello sea así; no hemos tenido el cuidado de evitar que en el gallerín se nos cuele un cabezón media sangre. Hay que escoger mejor nuestros gallos, porque si no, la fe ciega nos va a conducir al fracaso. Nunca es tarde si la dicha es buena. Hay que refinar la casta, olvídate de cabezones, que para alcanzar la felicidad, proteger tu libertad y tus derechos, necesitas gallos finos.

®DERECHOS RESERVADOS

Tuesday, February 15, 2011

Batman - Lcdo. Oscar Acarón


Batman
por el Lcdo. Oscar Acarón

Mucha gente desconoce que mientras yo fui estudiante, el combustible a mi transportación, lo era mi dedo pulgar. No era hasta que llegaba el verano, en que Albert me prestaba uno de sus autos. Me imagino que ello tenía doble propósito y el principal de los dos no precisamente estaba relacionado con mi necesidad de transporte, sino con la necesidad, de que el nene de Toña hiciera el “scouting” para la cacería de tórtolas que se aproximaba. Había que contar los pichones en los posibles sitios, por donde entraban a las talas y cuantos entraban por cada una de las entradas. Tengo la ligera impresión de que ello era así, porque el auto prestado siempre llegaba al final del verano. Tres cuartas partes del verano me las pasaba de aventón. En ocasiones, como yo era novio de Doña Wanda Toro, me iba en “pon” para Villa Taína, donde ella se pasaba casi todo el verano, y Oscalín y Toña me iban a buscar después de las diez de la noche. Una de esas noches en que me fueron a buscar, llegando a casa, Toña había avistado a mi madrina Yelin en el balcón de su casa y decidió ir a repasar con ella las incidencias sociales de la semana. Yo me quedo con Oscalín, y en el cuarto de la TV me quito la camisa, los zapatos, y me siento sobre el terrazo, porque hacía mucho calor. De repente tengo esta sensación de que hay alguien caminando sobre el techo de nuestra marquesina y le pregunto a Oscalín que si el oía pasos sobre el techo. “Nene, eso son los ratones” me contesta. Paro la oreja y oyendo nuevamente pasos y le digo: “Ese ratón pesa como dos quintales” y en lo que el diablo se arranca una pestaña arranco hacia afuera, salto sobre la verja y quedo sobre la marquesina. Jumm, no veo a nadie. Le pego un grito a Oscalín y le pido una linterna. Para mi sorpresa ya estaba al lado mío, linterna en mano y encorajonado porque me había tirado afuera desarmado. Le quito la linterna de la mano y alumbro en 360 grados, buscando sobre las casas de los vecinos. No vi a nadie. “Estás loco, te dije que eso son los ratones, teniendo con que protegerte y sales sin nada en las manos arriesgao’ a que te den un cantazo” me increpó. “Aquí arriba había alguien” le dije. “Estás loco, no sabes el susto que me has hecho pasar. Desarmao’ pa’ acá afuera, ¿y si alguien y te hubiese dado un golpe?” No le contesté y me bajo del techo con el convencimiento de que allí había alguien. Entramos a la casa y no pasaron treinta segundos cuando oigo la voz de mi madre: “¡OSCALINCIIIIIIITOOOO!” El tipo se tiró por encima del portal de la casa de los vecinos y cuando vio a Yelin y a Toña se trepó por el portal contiguo, cruzó por el patio y brincó la verja trasera que tiene unos veinte pies de altura. Yo lo bauticé Batman. Era un voyeurista delincuentoso, que se trepaba al techo de nuestra casa para fisgonear a mi vecinita por las ventanas de arriba, la que se quedaba viendo TV hasta tarde, en pijamitas. Un par de meses antes, llegando yo de la escuela de derecho, en un viernes, yo había visto al tipejo fisgoneando por una de las ventanas de mi cuarto a mi prima Yelincita. Sigilosamente le eché mano a un arcabuz .357 que yo tenía y cuando llegué afuera, el tipo se había esfumado. No le dije nada a nadie y calladito guardé mi angelito de acero inoxidable; sin mucho alboroto. Luego del incidente de esa noche, Mami me llamó del trabajo, porque el tipo se le había parado frente a la puerta de la tienda (donde ella trabajaba vendiendo lencería) y al parecer, como ella lo había visto, el la retaba desde el pretil de la plaza. Eché carrera y llegué a donde ella en un par de minutos y al ver al magallete me le fui pa’ encima y se fue corriendo con el rabo entre las patas. Hay quien dice que quien le vende el alma al diablo, temprano el diablo le viene a buscar. Unos días después Batman entra al colmado de Memo Vale, en el sector la Pileta, a la entrada de mi urbanización. Uno de los habituales del negocito le advirtió a Memo que la sabandija alada había entrado al negocio y que no había salido, tampoco estaba dentro del negocio. Memo, quien era un jíbaro sabio intuyó la posibilidad de que hubiese salido por la puerta trasera, la que daba hacia las escaleras de su casa, la cual estaba en los altos del negocio. Memo subió a la casa e inicialmente no vio a nadie. Eso no le satisfizo y pensando que la rata voladora estaba escondida, se metió la mano al bolsillo y le echó mano al .38 S&W Special. Con el revólver por delante le da por mirar bajo la cama…y bingo. Se encontró con unos ojitos chulos que lo estaban esperando. El resto es historia. Luego de pegarle un grito al que le avisó inicialmente para que llamara a la Policía, los gendarmes llegaron por el murcielaguito imprudente, al cual hubo que pegarle la manguera y cambiarlo de ropa antes de echarlo en la perrera. Al parecer Memo le pegó el S&W entre las cejitas al quiróptero, lo amartilló y de la impresión se le aflojaron los esfínteres. Tiempo después le limitaron el vuelo encerrándolo en una jaulita junto con Centauro, en el Campamento Vacacional del Limón; por escalamiento. Años más tarde lo vieron de pasada por el barrio y se le veía exótico; caminaba...extraño. En el día de hoy Víctor González me envió la cita que reproducimos más adelante; no podemos estar más de acuerdo. Les suplico la lean con detenimiento. El estado siempre ha resultado ser incapaz de proveernos la seguridad que necesitamos, y no creo que vaya a cambiar.

Carrying a gun is a social responsibility. A citizen who shrinks his duty to contribute to the security of his community is little better than the criminal who threatens it. "The Constitutional and Social Obligation to Carry a Gun"-Robert Boatman

®DERECHOS RESERVADOS

El Pirata - Lcdo. Oscar Acarón


El Pirata
por el Lcdo. Oscar Acarón

Siempre que se daba la oportunidad y en nuestra ruta a casa lográbamos avistar al Pirata sentado en la entrada de Mendoza Enterprises, había que hacer una parada a escuchar los cuentos nuevos y también los viejos, más alguna que otra mentirilla de caza y pesca. Yo no era el único que me fondeaba en el lugar. El Pirata era un magneto y parecía que los muchachos lo olían a leguas de distancia; después de que estuviese sentado en la puerta del negocio, era cuestión de quince a veinte minutos en que una docena de nosotros nos empaquetábamos en la esquina a oír de nuevas y viejas aventuras. Juan E. Mendoza Acarón era realmente un personaje. Tenía una colección asombrosa de anécdotas que repartir, comenzando desde cuando se le escapó a tía Cambu y aun siendo menor de edad firmó para jugar beisbol profesional. Se reía de el mismo, recordando que tía Cambu lo fue a buscar y se lo trajo arrastrándolo por una oreja hasta Cabo Rojo. El Pirata era un conocedor, muy adelantado para la época, de las escopetas finas. Para la caza su preferencia eran las Browning Auto 5, en 20, tres pulgadas y veinticinco pulgadas de cañón. Los cañones según siempre entendí eran especiales, mandados a hacer a su gusto particular. Browning no mercadeaba sus escopetas con cañones de veinticinco pulgadas. Eran de treinta, veintiocho o veintiséis. Los chokes tampoco eran los regulares. Él prefería algo que hoy en día podría considerarse un light modified. La primera Browning Superposed Pigeon Grade que vi en mi vida se la vi a él. Luego, cuando se las agenció para adquirir la representación de Beretta para Puerto Rico tuvo una Beretta 680. Después compró una Remington 3200 Competition con una madera excepcional que si mas no recuerdo era para Johnny (Dr. Juan A. Mendoza Ortiz). Más tarde disparaba con Perazzi. De hecho, cuando Jorge O. Sosa todavía era un chamaquito le trajo una Perazzi con cuatro juegos de cañones. A mi me indujo a comprar una Merkel y se reía a carcajadas cuando recordaba de un viaje que hizo a new York y se midió una WC Scott. Cuando el vendedor le informó del precio, el con un gesto de pena le dijo que no le montaba bien. Si, unjú. El Pirata tenía además de las armas y la pesca, otro gran amor. Le encantaba el Palo Viejo. Recuerdo como se lo saboreaba. Un día de esos de parranda con su inseparable amigo Pancho Christian, después de que estaban sazonaitos con el potente elixir fueron a parar al Refugio de Aves de Boquerón con la intención de tirarle a los patos. En esa época había costumbre de ponerle nombres a los compañeros de caza con el deliberado propósito de crear ambiente de jolgorio y vaciladera durante las tiradas. De la cuesta de Las Arenas siempre iba al refugio este pintoresco personaje, al que todavía recordamos con mucho cariño y que todos conocían por el nombre de Toño Minina. Minina no era otra persona que su madre. Era un hombre corpulento, con una fortaleza física natural, extraordinaria. Un ser humano tosco, burdo, ordinarete, pero con un buen corazón. Para enfurecerlo mientras se encontraba de caza le gritaban un sobrenombre que a el no le agradaba: puerca. Le estaba tan malo que se quedó para toda la vida Toño la Puerca, como siempre pasa cuando uno se resiste a un sobrenombre. Esta madrugada en específico, Pancho y el Pirata, por cada diez yardas dentro del refugio, hacían una parada y le pegaban el pico a la botella del Palo Viejo, cuestión de mantenerse dulzones. Ya cuando habían reconocido un buen lugar para hacer la tirada, se dan otro palo y se sientan en un tablero ajeno a esperar las claras. Pancho, que siempre ha tenido este duendecillo incordio sobre el hombro, como no tenia que mas hacer le dice al Pirata: “Juaniquín, grítale a Toño ”. Claro, con la obvia idea de que le gritara puerca a Toño, para comenzar con el vacilón tempranito. Y el pirata, que no se chupaba el deo’, casi en un suspiro, dice; “Toño” y siente esta mano ordinaria, callosa y en extremo pesada que se le acomoda sobre el hombro y le preguntan: “¿Que pasó Juaniquín? Yo recuerdo que el Pirata siempre me decía: “Primo, tú te imaginas que me hubiese dejao’ llevar por Pancho y le hubiese gritao’ puerca a Toño. ¡Todavía estaría sordo de una banda!” Hace algún tiempo ya que el Pirata se retiró. Según tengo entendido juega primera base para el equipo de San Pedro y de vez en cuando hace el Two Man Team con Nayip Fas cuando hay una tiradita de Skeet celestial…

®DERECHOS RESERVADOS

Saturday, February 12, 2011

Cuenta tu historia... Protege la 2da. Enmienda. Lcdo. Oscar Acarón


Cuenta tu historia... Protege la 2da. enmienda.
por el Lcdo. Oscar Acarón

En 1997 yo vivía en Voladoras, Moca y estaba casado con la mismísima Princesa de Voladoras. Hacia unos meses ya en que había empezado a dirigir la Junta de Apelaciones sobre Construcciones y Lotificaciones. Al llegar a la junta me entregaron lo que era el estándar gubernamental de transporte, un Mercury Grand Marquis en un color azulito que carecía de masculinidad. Yo venía de la ARPE y lo último que había realizado en dicha agencia era un trabajo de anti- corrupción, encomendado, aunque haya quien no lo crea, por el Dr. Pedro Rosselló. La vida está llena de sorpresas; estoy resolviendo un asunto en la oficina de los ayudantes y llega este individuo con un papel en la mano que resultó ser un permiso falso. Por ese empezamos y en un momento recogimos trescientos de los dichosos facsímiles ilegales. A consecuencia de ello surgieron varios incidentes donde la vida del nene de Toña se puso en entredicho y la prudencia llamaba a que echara mano de seguridad adecuada, la cual vino en la forma de una Beretta 96. El hecho de que cambiara de agencia, no necesariamente significaba que el peligro fuese a cesar. Es que le habíamos quitado el negocito a los falsificadores, a los concesionarios de dudosísima reputación que ostentaban los facsímiles y habíamos metido a la cárcel a mas de los que se esperaba. Ello sin contar el que extendimos el trabajo hacia la agencia y le sugerimos cariñosamente a un buen grupo de corruptos el que renunciaran, pues, para no tener que engancharlos en la bota. Este viernes en particular yo había salido temprano de la Junta y decidí ir a buscar al Javo (mi hijo mayor) a Cabo Rojo. De vuelta hacia Moca y con el Javo a bordo, pesco este Honda Si blanco que me sigue de la Carretera número 2 a la 111. Viene tras de mi pegadito, como una lapa, sin intención de pasarme. Pensé que se trataba de otro chistosito, por lo que sin mucha excusa aceleré sin pena camino a casa. El tipejo no se quitaba y tampoco pasaba, por lo que era obvio que quería algo más que correr. Definitivamente me estaba siguiendo y yo no iba a parar para preguntarle cual era su motivación. Este Grand Marquis era un lechón; llegaba a 114 mph y se flotaba. Tenía un gobernador electrónico que no le permitía sobrepasar 114. Después lo cambiamos por un híbrido que tenia las tripas de un Police Interceptor y la caja del auto de lujo, más recio, por mucho más rápido y más seguro. El Honda por el contrario era un auto balístico, ágil y de buen conducir. La cosa es que llego al cruce de la carretera 110 y el tipo no se quita, sigue allí balístico tras de mí. Ya estoy generando ideas a la velocidad de la luz, tratando de establecer estrategias para responder a la situación prudentemente y sin perder de mi conciencia de que el Javo anda conmigo. El punto crítico, pensé, estaba en el cruce con la carretera 125. Si el magallete que me andaba siguiendo viraba tras de mí, los huevos se ponían a peseta. Para mi desasosiego, el cornudo me siguió como el rabo a la chiringa. El Honda era por mucho más ágil y muchísimo más rápido que el lechón que yo andaba cabalgando, por lo que estaba obligado a pensar en “overdrive”; ya estábamos cerca de casa y este graciosito no podía enterarse de donde yo vivía y tampoco podía correr el riesgo de meter la situación dentro de la casa. Tampoco había tiempo para soltar el guía y ponerse a jugar con el teléfono y curiosamente no nos cruzamos con ninguna patrulla de la Policía que se viera atraída por el hecho de la exagerada velocidad. Parece que mi Ángel de la Guarda andaba bien despierto esa noche y tengo la dicha de que el “amiguito” de la abuela viuda que vivía frente a casa, estaba haciéndole la rueda, a ver si ella lo dejaba subirse al palomar; todos necesitamos que nos hagan un cariñito. El viejito tenía una Trooper nueva, de las últimas que eran bien grandotas y siempre la estacionaba unas yardas más al frente del portón de la viuda. Se me ocurre esta idea de parar de golpe de manera que quedara un poquito antes de la Trooper, dar reversa y pegar el rabo del Grand Marquis a la Trooper para que me sirviera de barrera. El único riesgo era que nos chocara, pero era una cucaracha contra un tanque. Al clavar los frenos, el tipo hace lo mismo y para casi al lado de la Trooper, nosotros nos vamos un poquito más adelante con el peso del condenao’ lechón, paro, engancho la reversa y me pego a la Trooper. El tipo pone reversa y se esconde detrás de la Trooper, por lo que lo único que nos separa es el vehículo de por medio. Intimando que la distancia entre los dos es extremadamente corta, siento este efecto escalofriante que me llega al…corazón. Mi…corazón era capaz de hacerle rosca fina a un alfiler. Le digo al Javo, que apenas contaba con diez años, que se metiera bajo el dashboard y “¡No salgas hasta que alguien te venga a buscar, no importa lo que oigas o lo que pase!”. Le echo mano a la 96 y prendo la luz interior del carro al propósito de que vean la pistola antes que salga y abro la puerta un poquito, sin muchas ganas, pensando que tenía que madrugarlo para evitar que llegara primero él a mí, porque entonces me ponía a riesgo el Javo. Levanto el guía, me volteo en el asiento, pongo la rodilla izquierda en el asiento y saco la pistola delante de mí. El tipo no lo pensó, puso reversa y se despegó de la Trooper a las millas, hizo un 180 y clavó la uña. En ese momento lo único que sentía era alivio y que una gota de sudor frío iba rodando por entre las lomas debajo de la espalda. Prendí el auto de nuevo y seguí dando una vuelta, con el propósito de constatar que no hubiese nadie extraño en el área antes de retornar y entrar a la casa. No quería que esta cucaracha me fuera a ver entrar a mi casa y la localizara. ¿Qué hubiese sido del Javo y de mí sin la ayuda de la 96? ¿Quién sabe? La prensa solo destaca acontecimientos negativos. No recuerdo, en mucho tiempo, haber visto una noticia local en que se destaque que una persona ha salvado su vida con su arma, por el contrario, eso es un suceso impublicable. ¿Cuántas personas, todos los días, se enfrentan con una situación donde su vida haya salido a flote debido a la presencia oportuna de un arma? Realmente no tengo una idea, pero me atrevo a apostar que muchas más que las que se convierten en estadísticas en un año. Diez veces más, me atrevo a decir. En 54 años he tenido más incidentes que decenas de años y gracias al Gran Espíritu, aun estoy aquí, un templario, a favor de la defensa de nuestro derecho. Dios nos cuide de que se nos convierta en borregos ante los lobos. Yo prefiero ser león. Cuenta tu historia, ten valor y toma la mía como ejemplo. Por mi parte, ten paciencia, tengo otras para contar, en las que de la misma forma, si no hubiese estado protegido, hoy ocuparía un nicho en un campo santo…protege tu derecho bajo la 2da. Enmienda.

®DERECHOS RESERVADOS

El Clásico - Lcdo. Oscar Acarón


El Clásico
por el Lcdo. Oscar Acarón

A la verdad que no tengo idea de a donde a uno le viene este amor por las armas, el tiro y la caza pero alguna conexión atávica tiene que tener, es cosa que fluye de la sangre y probablemente se remonta atrás en el tiempo, de manera tal que sus raíces más profundas están ancladas en la prehistoria. Tengo que admitir que con los años, para mí, lo único que ha cambiado, es que a diferencia de en mi juventud, ahora duermo casi toda la noche antes de una apertura de caza, cuando antes la pasaba desvelado, en la expectativa de llegar al campo y tener el privilegio de otro amanecer lleno de emociones. Como era costumbre ya, Albert y yo teníamos todo planeado y decidimos entrar al Refugio de Boquerón algunas “docenitas” de minutos antes de las 12:01 AM, pues, con el obvio propósito de robarnos la salida. Nos acompañaron en esta aventura Julio Quiñones, Eduardo Zapata y Robert Sepúlveda. Tiramos los botes por la Laguna Rincón, pasamos frente al muelle de la Policía y tomamos ruta a través del canal de descarga del lado norte del Refugio. Si bien recuerdo, esto mucho antes de que nos salieran canas. Navegamos unos cientos de metros a través del canal y ya en un lugar previamente señalado, nos detuvimos, para entonces cruzar los botes sobre el camino que cercaba el Refugio y penetramos al área de caza. Navegamos entre los placeres algo más y localizado nuestro lugar, amarramos los botes para tomar un descanso y esperar las claras. Como a eso de las cuatro de la madrugada, entre dormido y despierto, escucho que del oeste se aproxima una embarcación a motor. Albert, siempre perspicaz, me dice: “Eso tiene que ser el Chivo”. Ya cuando se encuentran más cerca de nosotros, efectivamente, pudimos apreciar que se trataba de Chivito (la autoridad máxima en cinegética de Puerto Rico) acompañado de otra leyenda viviente, el Che Guevara. Traían en proa un labrador amarillo, jovencito, para estrenarle en las artes de la caza. El perro se veía ávido, abanicando el aire de la madrugada con su cola, contento y dispuesto. En eso, observamos que se están arrimando a un árbol de mangle blanco y Chivito dice: “Este es el sitio, aguántate que me voy a trepar”. Chivito siempre ha tenido esta loca costumbre de cazar sobre la copa de los árboles, en las que construye su puesto de caza colocando un panel de madera a una docena de pies sobre el agua. Comienza a escalar el árbol y ya cuando está al tope, pone el pie para afincarse y sorpresivamente, encontrando que algo falta, estrepitosamente cae al agua. Aun debajo del agua se podían escuchar las maldiciones. Ya cuando emergió los santos venían bajando en paracaídas, uno por uno, por el almanaque. Alguien había removido el dichoso panel y cuando se trató de parar, cayó del árbol al agua. “Esto tienen que haber sido los de Llanadas” sentenció, mientras soltaba unos pocos sapos y culebras más de su boca. Ya se encontraban en el Refugio un par de docenas de cazadores y en el silencio de la madrugada, no había uno que no se le escuchara riéndose a carcajadas. Cuando de a unas doscientas yardas al sureste se oye una voz: “¡Oye Chivo!” “¿Quién car%^$#* es?” contesta Chivito. “Es Robert, el de Llanadas” y Chivito responde: “Que bueno ah, me rompieron el “blind””. Y la misma voz le contesta: “Eso fue el gringo” “¿Qué cara$%^& de gringo?” contesta furibundo el Chivo. Y le responden: “El que te lo_________ sábado y te lo_____ domingo” (aquí van a tener que usar su imaginación, por supuesto). No quedó un alma dentro del refugio que contuviera una risotada, a mi me parece que con el alboroto los patos fueron a tener a Vieques, cuando se oye la voz del Chivo que dice: “¿Quién me habrá mandao’ a preguntar?” Hasta el Che se estaba riendo. Yo no creo que de los que estuvieron allí esa madrugada, haya alguien que olvidara de este incidente más que anecdótico, de hecho, esta historia de caza ha sido recontada tantas veces que se le conoce como “El Clásico”… ¡Hasta la próxima!

®DERECHOS RESERVADOS

Thursday, February 10, 2011

Los impostergables

Los impostergables
por el Lcdo. Oscar Acarón

No tengo una soberana idea de qué edad teníamos, pero sí recuerdo bien que ya teníamos bigotes y patillas, quizás no de un vello tan recio como el que cargamos ahora. Definitivamente en ocasiones pienso que hubiese sido de mayor beneficio haber crecido como nalga de pichón que no dentro del poder del gorila. Este negocio de afeitarse es torturante; por eso ahora tengo barba, y sí, no me lo recuerden, en la cabeza me quedan tres pelos. En esos días Buddy Carlo y Juaniquín Mendoza habían salido a realizar un viaje y de retorno habían traído no una, sino tres escopetas Remington 3200. Estaban acabaditas de sacar del horno, todavía echando humo. Eran lo último de los muñequitos, una recreación moderna de la venerable Remington modelo 32. La madera tenía tanta figura como una tabla de pichipén. El asunto es que una de las escopetas era para Robert y la otra para Ricky Ramírez. La tercera no le habían puesto nombre y realmente no recuerdo si fue con ella con la que Miguel se hizo un campeón, con su peculiar estilo de “snap shooting”, o si fue con la que Robert comenzó, antes de que Buddy le comprara una Krieghoff 32, con cuatro juegos de cañones. A lo mejor Luisin lo recuerda. La cosa es que Robert se aparece por casa y venía con la idea de ir a la pista (Buddy tenía una pista privada de aviones en la finca de Las Delicias) a dispararle a los platillos. Había juguetes nuevos y tenían que por obligación probarse. Se había comprado una máquina manual Outers para tirar platillos y recogió a la ganga para ir a dispararle a los pichones de arcilla(todavía no existía el campo de tiro que luego ellos construyeron en el lado este de la pista). Llegamos allí todos empaquetados en el mismo vehículo y nos posicionamos al lado oeste de la pista, en unas lomitas donde se podía ocultar la máquina, de tal manera que los platillos salieran por encima de una de las lomitas. Estábamos gozando con el asunto más que un perro con dos rabos cuando de repente se rompe la maquinita. Aquel engendro mecánico era fragilito y se le ocurre expirar repentinamente. Nos arremolinamos alrededor del trasto inútil casi con lágrimas en los ojos y todavía la tarde era muy joven para un velorio. Robert me mira y me pregunta: “¿Qué tu crees Rasco, la podremos arreglar?” Luego de examinar el miserable aparato por un par de minutos, le contesto: “A mí me parece que sí, aquí lo que se rompió es este asunto de gancho con rosca y a lo mejor lo encontramos en el montón de chucherías que Gaspar tiene en la ferretería. Dejamos al resto de la comparsa en la pista y arrancamos pa’ la ferretería de Gaspar Irizarry. No tuvimos que hacer un gran reguerete buscando, no nos tardamos cinco minutos para encontrar un sustituto al gancho roto. De una vez compramos unas arandelas y una mariposa para sustituir una tuerca que promocionaba el ajuste y la tensión del resorte. Hicimos un junte de un par de pesos, le pagamos a Gaspar, un 180 y de vuelta a la finca. Nos tardamos unos treinta minutos en total para retornar. Le aplicamos las artes de la resurrección a la maquinita, un cantazo con el desfibrilador y su corazoncito comenzó a latir. A lanzar platillos se ha dicho. Las 3200s estaban que echaban candela, pero no hubo clemencia para con ellas hasta que sacrificamos al último pichoncito de arcilla. Luego de finalizada la faena, cuando estamos desmontando las escopetas para echarlas al vehículo, Robert me mira y me dice: “Carajo Rasco, a la verdad que nosotros somos impostergables”...Actitud que nos quedó para toda una vida.

A mi amigo y hermano Roberto E. Carlo Mendoza

Hay ciudadanos que llegan a este mundo cada cierta cantidad de décadas y forman parte de una casta especial que nos allegan esperanzas cuando consideramos que vivimos ante una sociedad convulsionada por la injusticia.

PR Armed Citizen

®DERECHOS RESERVADOS