Carta a los ciudadanos decentes de nuestro Puerto Rico
Víctor González García
Víctor González García
Hoy nos encontramos ante un país que lentamente se nos va de las  manos. Digo lentamente, pues me queda la esperanza de que aquellos  buenos ciudadanos que aun viven en Puerto Rico se levanten y pongan  manos a la obra.
Como saben, estamos en año de elecciones y  que mejor momento para los políticos, que venir con su acostumbrada  demagogía a decir que con sus proyectos acabaremos con el crimen y si  usted es de los seres pensantes y por eso difiere de la posición de  ellos, usted es el que apoya entonces al crimen.
¡Qué triste  ver a los políticos tratar de sacar ventaja de la tragedia humana! Si  bien es cierto que en Puerto Rico ocurrieron sobre 1,130 asesinatos el  año pasado y este no pinta muy bien que digamos, el presentarse en  cuanto programa de radio y televisión y página impresa como que es quien  tiene la única solución, resulta patético.
Vemos como el  Senador Eduardo Bathia insiste en proyectos que se sabe no persiguen  otra cosa que limitar aun más el alcance al derecho constitucional a las  armas de fuego a los ciudadanos. Se presenta ante el pueblo, agarrado  de la tragedia de Karla Michelle para decir que con estas medidas esto  no volverá a ocurrir.
Presenta una medida para serializar las  balas. Para validar su posición utiliza el argumento que es algo que  otras jurisdicciones impulsan. Que el Secretario de Justicia de  California indica que es una medida altamente efectiva; pero oculta que  no existe fabricante de las municiones como él quiere y que California,  único estado que ha aprobado este registro, lo ha tenido que aplazar  indefinidamente pues nadie hace las municiones que cumplan con la Ley.
Ha presentado unas medidas, más que para combatir el crimen, para darse  publicidad gratuita. Imagínense el arrojo, que uno de los proyectos lo  que hace es añadir lo que son delitos graves por nombre y apellido,  cuando la ley ya prohíbe al convicto de delito grave la adquisición y  posesión de armas de fuego. Tanto la Ley Federal como la Estatal ya  contemplan esto. Sabe Dios, aprueban esta medida y entonces comienza la  confusión, “el delito grave cometido, no está en la lista sometida”.
Pretende sin más, desacreditar a los ciudadanos decentes que poseen  licencia de armas, lanzando sobre ellos la mácula del crimen. Sin  decirlo de frente le dice al pueblo con sus medidas, que controlando a  los legales controla el crimen.
Utiliza estadísticas dudosas,  pues todos conocemos lo poco confiable del sistema electrónico, para  justificar su labor legislativa. Como si fuera poco, somete un proyecto  para que toda arma tenga que pasar por un cedazo de tracto, para saber a  quién pertenece. Es aquí que uno se da cuenta, que él mismo no confía  en el sistema actual y por eso quiere otro. ¿Entonces, porque creerle  con la data si él mismo la pone en duda?
Presentan como la gran  medida un sistema acústico para detectar los disparos. Olvidan decir  que aunque es una gran herramienta para indicar de donde provienen los  disparos, en Puerto Rico el tiempo de respuesta de la Policía no es muy  alentador.
Antes de invertir fuertes sumas en tecnología, a lo  que no me opongo, es imperativo equipar a nuestros hombres y mujeres de  la Policía con el equipo básico y esencial. Es triste ver día a día  como salen a la calle con chalecos a prueba de balas expirados, con  radios de comunicaciones cuyas baterías están agotadas, donde prefieren  utilizar su teléfono celular al radio, ver patrullas que su estado  parece del tercer mundo.
¿Quieren hacer algo?  Devuélvanle el  respeto a nuestros maestros y policías. Que los ciudadanos comiencen a  decir por favor y gracias. Que el gobierno sea un facilitador y no un  socio capitalista en el bolsillo de los contribuyentes. Que el gobierno  exija a aquellos que se benefician de sus ayudas a que den algo a  cambio. Es nuestro país.
Hay quien dice que si esto se pone  peor, se va. Yo pienso que si esto se pone peor es por nuestra culpa.  Por cómo hemos dejado ir a la sociedad, por cómo hemos delegado en los  políticos para que resuelvan los problemas  sin tomar parte en la  solución de los mismos.
¿Cuántos de ustedes han ido a una vista pública, cuantos han participado en una dando su opinión? ¿Pocos, verdad?
Yo he tenido la experiencia de hacer este deber ciudadano en  innumerables ocasiones. ¿Y saben lo triste del caso? Que cuando uno  lleva la data correcta, los “representantes de los ciudadanos” deciden  hacer lo que ellos quieren, con su data incorrecta pues total, los  senadores o los representante son ellos.
No tomen como bueno todo lo  que escuchen y mucho menos en año electoral. Busquen información,  edúquense y no tengan miedo en decirle a un político que está  equivocado. Recuerde que usted lo puso ahí, y usted lo puede quitar.
Aunque usted no lo crea, un político solo le teme a una cosa; ¡un ciudadano armado con un lápiz el día de las elecciones!
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