Sin brújula

Sin brújula
Lcdo. Oscar Acarón

Hace muchos años atrás, en uno de esos dichosos días en que no pude asistir a un opening de acuáticos, mi hermano Albert se tiró la aventura de ir al Refugio de Aves de Boquerón con un grupo de cazadores, dentro de los cuales se encontraba el inmortal Julito Campeoni. A la verdad que no tengo una idea de cómo se desarrollaron los eventos, pero Julito se empeñó en dirigir la comparsa. Luego de deambular extensamente dentro de los placeres del Refugio y no llegar a ningún sitio, empezaron a aflorar las claras y comenzó el tiroteo. Ante la situación, Albert, con mucho respeto, pero con más empeño, dijo hasta aquí y echó mano de determinar el rumbo. Ah, salieron a una charca y por un pelímetro se salvó la tirada. Julito era uno de esos seres humanos que nacen sin brújula. No se confunda, eso es cosa común en este mundo, pero más común es que aquellos que nacen sin brújula obstinadamente quieran dirigir, establecer el curso, determinar el paso. En este asunto de la 2da. Enmienda, resulta ser que muchos, al recibir el impacto de la decisión de la Corte Suprema de USA, han pretendido dirigir el navío según convenga a sus pretensiones, conveniencias y/o opiniones, careciendo de sentido de orientación espacial, careciendo de brújula que los oriente hacia el sol; la dirección de un filósofo rey. ¡Y eso, que este derecho se trata de uno dirigido a proteger la vida! Desde hace más tiempo que lo que recuerdo, aprendí a no opinar de lo que no sabía y menos a oponerme a lo que no entendía. Yo no presumo; todas las presunciones son falsas, no pretendo mantener el control; el control absoluto es una quimera, una fantasía, el control absoluto no existe. Y claro, aprendí a navegar mi vida a brújula, con un conocimiento cierto en mi dirección. Más claro aun es que con este asunto no pretendo quitarle nada a nadie, por lo que si pretendo es dar mucho a todos. Llegaron los que no pueden navegar, pues, rompemos la radiola. Ay, perdón, que no pueden bailar, pues rompen la radiola. Ahora sí, je, je, perdón. Es que esta cosa de los refranes siempre tiene el resultado de lenguarme la traba. El Proyecto 2466 es meramente UNA CORTESÍA, créamelo. Es una cortesía con todos aquellos que inútilmente hacen fuerza para salvar el decapitado Sr. Privilegio. Además de ser una cortesía, y ahora voy a abrir la caja de Pandora, es una gestión de carácter inteligente para evitar que en una declaración judicial de inconstitucionalidad liberemos hacia nuestras comunidades una plaga. Pero tal y como dice el Juez Scalia, lo que tenga que ser que sea. Cuando se resolvió el notorio caso de Roe v. Wade, ni el Tribunal local, ni la Policía, ni Justicia, ni ninguna federación, asociación, grupo comunitario, feminista o machista movieron una uña para hacer un gramo de resistencia; empezaron a sacar muchachos sin cuajar de las barrigas de las mujeres a todo “manteniente” y NADIE DIJO NADA, NADIE EVITÓ LA CARNICERÍA. Me imagino a “Luci” regocijándose de placer, mientras que nuestro Padre recibía otra razón más para abochornarse de sus hijos. Este Proyecto es también una cortesía con todos aquellos grupos envueltos de alguna forma u otra, de tal suerte que, a tiempo, cada uno, RAZONABLEMENTE, perfile su interés, de tal manera que no se vean afectados. Ay, pero andamos a brújula rota y nos hemos perdido de algo que es el punto esencial: NINGÚN INTERÉS PARTICULAR PUEDE ESTAR POR ENCIMA DE UN DERECHO FUNDAMENTAL. Uf, pero el pánico a perder el control absoluto no tan solo altera las brújulas, hace trizas los GPS, al punto de que llueven a tierra los satélites. No me tomen a mal, yo a todos los quiero mucho, es que solamente me lastima el que incluso cuando se me cita al propósito de aunar esfuerzos para conciliar voluntades y encaminarlas hacia mejores compromisos, se diga que el trabajo no estuvo a tiempo, se nos salte por encima y se hagan expresiones, que por no ser medidas, solo conducen al abismo. Yo invito a recapacitar, a reorientarse correctamente y a entender que el “control absoluto” es el germen de la tiranía. No caigamos en ello, que yo recuerde los tiranos y los dictadores siempre terminan desposeídos de su poder, no los emulemos. A esta fecha todos los puertorriqueños que no han cometido delito grave y no han sido declarados incapaces mentales TIENEN un derecho a tener y portar armas y ese derecho lo tenemos todos. De ese derecho no está excluido nadie y no se ha pretendido, en forma alguna, a “destruir” a nadie, ni dejar a fuera a nadie, por el contrario, estamos invitando A TODOS a participar de ese extraordinario derecho. Por último, al propósito de que todos pongan a pensar sobre cuál es la envergadura de un derecho fundamental, sepan lo siguiente: los derechos fundamentales son parte de una ley suprema que sirve de base a una nación. A esa ley se le llama Constitución y para alterar la Constitución se necesitan cumplir con unas reglas especiales, que en nuestro caso particular invoca una consulta referendaria posterior a un consenso legislativo (2/3 partes de Cámara y Senado). Curiosamente nosotros no podemos optar por enmendar la Constitución de USA, porque hemos adoptado la gran idea de la CASC. En este momento histórico si los 3,999,999 habitantes de la CASC reniegan de la 2da. Enmienda y solo yo la quiero ostentar, NADIE ME PUEDE QUITAR ESE DERECHO, NADIE. Ah, claro que se me van a parar de frente para que yo no lo pueda ejecutar. Pero saben que, que a la larga que la corta, al nivel que sea necesario, un tribunal va a resolver que efectivamente el derecho es mío. Es meramente cuestión de tiempo y perseverancia, Y yo, créanme que voy a perseverar. Como diría mi amigo Chevy Morales: “Para que preocuparse por medio peso, si hay pesos completos”. No pensemos en pequeño, pensemos en grande y logremos lo más grande. No hay razón alguna para conformarse con migajas, los invito a que vayamos por el paquete completo, juntos. El que no se monte en el estribo se quedará y se habrá de arrepentir por no seguir el mejor consejo.

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