Tenacidad de león
PR Armed Citizen
El maldito delincuente Axel Jaurides Meléndez, de 26 años,
se acaba de encontrar con el curita de su pueblo. Intentó asaltar al ciudadano Adalberto Jiménez Flores, pero
recibió la catimba que no le dieron jamás ni en su casa ni en la calle. Tuvo que venir un ciudadano decente y honesto
a tener que ponerle la verguenza que no le pusieron en su casa.
El hombre de bien como Adalberto, quien es representativo de
muchos de los que día a día tenemos que desplazarnos por las calles de Puerto
Rico para llevar el sustento a nuestros hogares, está cansado de ser quien
lleva la peor parte cuando de delincuentes se trata, pues no tan solo tiene que
enfrentar al criminal, sino que tiene que
aguantar cuando el sistema oprime al ciudadano bueno hostigándolo con
códigos de contribuciones altísimos que al final no le rinden el servicio que
espera a causa de una administración fatula de los fondos del pueblo.
Hoy día, tenemos que lidiar con muchos directivos de una
agencia de seguridad pública costeada con el dinero proveniente de
contribuciones, la Policía de Puerto Rico, que en vez de poner como objetivo al
delincuente, se inventa reglamentos y procedimientos para violentarle cuando
menos, los derechos que le cobijan al ciudadano por conducto de la
Constitución. Así mismo, obliga a los
agentes subordinados a enfrentar acciones civiles y criminales, pues mal pagos
y mal adiestrados, son enviados no solo a combatir a un delincuente cada vez
mejor armado y organizado, sino a aplicarle reglas a los ciudadanos decentes y
honestos que al final llevan al funcionario a tener que defenderse en un
tribunal a causa de las acciones de gente que cada vez también está mejor
informada y asesorada legalmente... y demanda.
Hombres valerosos como Adalberto ya están cansados de la
opresión del gobierno cuyo fin es desarmar al bueno y exigirle que ante el
ataque del criminal, se entregue como oveja al matadero. Hombres valerosos como Adalberto ya están
cansados de enfrentar a un sistema que tras pretender restringirle sus derechos
constitucionales, le proyectan como un predispuesto a la violencia y le
incriminan diciendo que son parte del bajo mundo y del aumento del índice de
violencia y criminalidad.
La noticia reseña que Adalberto se defendió a tal punto que
le asestó una tunda al aspirante a depredador, lo desarmó y lo arrestó. Evidentemente, los acontecimientos de los
pasados días, como la muerte de José Enrique, quien se entregó como cordero en
matadero a sus verdugos, contrastan con la indignación que viven los ciudadanos
decentes y honestos ante los dos frentes con los que tiene que pelear: un gobierno con un sistema de seguridad y
justicia ineficiente y el delincuente que campea por sus respetos en la calle,
que siempre está al acecho de la gente buena no tan solo para robarle y violarse,
sino para llevarse su vida.
Evidentemente el maldito Axel Jaurides no se enfrentó a un
borrego, sino a un ciudadano decente y honesto convertido en un formidable
oponente que defendió su vida ferozmente y combatió por ella como león. Hoy el miserable, apabullado y humillado Axel
Jaurides, se encuentra tras las rejas.
Ante este evento, tomo el momento para darle gracias a
Jehovah de los Ejércitos por haber adiestrado a Adalberto para el combate,
haberlo ayudado con su Brazo Fuerte y por darle esa victoria. Hoy prometo celebrar que Dios guardó a
Adalberto y se lo devolvió con bien a su familia. Hoy celebraré por Wanda Torres, por el Agente
Ángel Fontánez, por Adalberto Jimenez Flores y por sus familias. Pero prometo no olvidar a Guillermo Picó
Muñoz y no dejaré de considerar y pedir por el consuelo de la familia de José
Enrique, cuyo caso ha entristecido también al pueblo.
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