Tuesday, February 15, 2011

El Pirata - Lcdo. Oscar Acarón


El Pirata
por el Lcdo. Oscar Acarón

Siempre que se daba la oportunidad y en nuestra ruta a casa lográbamos avistar al Pirata sentado en la entrada de Mendoza Enterprises, había que hacer una parada a escuchar los cuentos nuevos y también los viejos, más alguna que otra mentirilla de caza y pesca. Yo no era el único que me fondeaba en el lugar. El Pirata era un magneto y parecía que los muchachos lo olían a leguas de distancia; después de que estuviese sentado en la puerta del negocio, era cuestión de quince a veinte minutos en que una docena de nosotros nos empaquetábamos en la esquina a oír de nuevas y viejas aventuras. Juan E. Mendoza Acarón era realmente un personaje. Tenía una colección asombrosa de anécdotas que repartir, comenzando desde cuando se le escapó a tía Cambu y aun siendo menor de edad firmó para jugar beisbol profesional. Se reía de el mismo, recordando que tía Cambu lo fue a buscar y se lo trajo arrastrándolo por una oreja hasta Cabo Rojo. El Pirata era un conocedor, muy adelantado para la época, de las escopetas finas. Para la caza su preferencia eran las Browning Auto 5, en 20, tres pulgadas y veinticinco pulgadas de cañón. Los cañones según siempre entendí eran especiales, mandados a hacer a su gusto particular. Browning no mercadeaba sus escopetas con cañones de veinticinco pulgadas. Eran de treinta, veintiocho o veintiséis. Los chokes tampoco eran los regulares. Él prefería algo que hoy en día podría considerarse un light modified. La primera Browning Superposed Pigeon Grade que vi en mi vida se la vi a él. Luego, cuando se las agenció para adquirir la representación de Beretta para Puerto Rico tuvo una Beretta 680. Después compró una Remington 3200 Competition con una madera excepcional que si mas no recuerdo era para Johnny (Dr. Juan A. Mendoza Ortiz). Más tarde disparaba con Perazzi. De hecho, cuando Jorge O. Sosa todavía era un chamaquito le trajo una Perazzi con cuatro juegos de cañones. A mi me indujo a comprar una Merkel y se reía a carcajadas cuando recordaba de un viaje que hizo a new York y se midió una WC Scott. Cuando el vendedor le informó del precio, el con un gesto de pena le dijo que no le montaba bien. Si, unjú. El Pirata tenía además de las armas y la pesca, otro gran amor. Le encantaba el Palo Viejo. Recuerdo como se lo saboreaba. Un día de esos de parranda con su inseparable amigo Pancho Christian, después de que estaban sazonaitos con el potente elixir fueron a parar al Refugio de Aves de Boquerón con la intención de tirarle a los patos. En esa época había costumbre de ponerle nombres a los compañeros de caza con el deliberado propósito de crear ambiente de jolgorio y vaciladera durante las tiradas. De la cuesta de Las Arenas siempre iba al refugio este pintoresco personaje, al que todavía recordamos con mucho cariño y que todos conocían por el nombre de Toño Minina. Minina no era otra persona que su madre. Era un hombre corpulento, con una fortaleza física natural, extraordinaria. Un ser humano tosco, burdo, ordinarete, pero con un buen corazón. Para enfurecerlo mientras se encontraba de caza le gritaban un sobrenombre que a el no le agradaba: puerca. Le estaba tan malo que se quedó para toda la vida Toño la Puerca, como siempre pasa cuando uno se resiste a un sobrenombre. Esta madrugada en específico, Pancho y el Pirata, por cada diez yardas dentro del refugio, hacían una parada y le pegaban el pico a la botella del Palo Viejo, cuestión de mantenerse dulzones. Ya cuando habían reconocido un buen lugar para hacer la tirada, se dan otro palo y se sientan en un tablero ajeno a esperar las claras. Pancho, que siempre ha tenido este duendecillo incordio sobre el hombro, como no tenia que mas hacer le dice al Pirata: “Juaniquín, grítale a Toño ”. Claro, con la obvia idea de que le gritara puerca a Toño, para comenzar con el vacilón tempranito. Y el pirata, que no se chupaba el deo’, casi en un suspiro, dice; “Toño” y siente esta mano ordinaria, callosa y en extremo pesada que se le acomoda sobre el hombro y le preguntan: “¿Que pasó Juaniquín? Yo recuerdo que el Pirata siempre me decía: “Primo, tú te imaginas que me hubiese dejao’ llevar por Pancho y le hubiese gritao’ puerca a Toño. ¡Todavía estaría sordo de una banda!” Hace algún tiempo ya que el Pirata se retiró. Según tengo entendido juega primera base para el equipo de San Pedro y de vez en cuando hace el Two Man Team con Nayip Fas cuando hay una tiradita de Skeet celestial…

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