Las Constituciones a oscuras... es que no debes saber.
por el Lcdo. Oscar Acarón
por el Lcdo. Oscar Acarón
Debido a la urgencia que en este momento me significa saber o conocer de los por qué de nuestro comportamiento social e institucional, he tenido que recurrir a la sapiencia contenida en los libros (que no necesariamente se explica por sí sola), a la sapiencia de mis amigos y al poco, si algún conocimiento general que he podido secuestrar o hurtar. Ante la real circunstancia de que la maquinaria cerebral, ya por el tiempo transcurrido y por el hecho de que el disco duro está lleno, mucho más allá de su capacidad, he adoptado el ya conocido refrán de mi hermano de que es mejor un lápiz de punta corta que una mente amplia. Sí, ya tengo que apuntarlo todo, para que no se olvide o no se pierda. Este fin de semana lo he tenido que emplear trabajando, cuando debería estar descansando o dándole nariz (aire) a mi masa encefálica, quemando un poco de nitrocelulosa en compañía de mis amigos, parientes y dolientes. Que podemos hacer; se jorobó la bicicleta, no me queda remedio. En el tanto pensar en quien tiene la responsabilidad sobre el asunto que al momento nos ocupa con más urgencia, en el análisis se destaca que tenemos un problema de educación. Se me ocurre pensar que “alguien” se las ha ingeniado para que nos quedemos burros. Sí, no me hagan repetir, dije burros, o brutos, ignorantes, desconocedores. ¿Qué sabríamos nosotros de historia de Puerto Rico si no fuera por Doña Loida Figueroa? Eso mismo; tres caraxos. Y precisamente ahí es que esta el punto, dejamos sola a Doña Loida, fuimos a la clase de historia, leímos su libro (a medias y sin muchas ganas, por supuesto) y nos vacunamos del virus con que esa gran educadora nos quiso contaminar; el virus de la curiosidad, el deseo de saber. Y me pregunto yo y le pregunto a usted, ¿cuantas clases de derecho constitucional tomó antes de culminar (con Raspa Cum Laude, obvio) la escuela superior? En mi caso, que yo me acuerde, hasta que llegué a la universidad, nunca leí ni la Constitución de Cabo Rojo (alguien me acaba de confirmar que Cabo Rojo no tiene constitución, así que olvídese de eso). Tengo la ligera sensación de que se me está levantando un ligero encorajonamiento y es que es evidente que ha sido muy conveniente al estado, hasta el mismísimo día de hoy, no incorporar en nuestro currículo educativo un curso de derecho constitucional, que le deje comprender a nuestros ciudadanos cuáles son sus derechos y la razón de ser de estos, es decir, ¿por qué rayos cada uno de ellos, por qué surgieron? Tengo que confesar que esto aflora porque mi querido amigo José Barreras, en el estado de insanidad mental que le ha producido el absurdo desconocimiento de los colonizados (por su propio gusto; parece mentira y debemos abochornarnos, por supuesto) de sus derechos fundamentales, me tiene a mi loco, recitándome todos los santos días los condenados derechos y encima, la razón de por qué cada uno fue instituido. Ya me sé la cantaleta de memoria y hasta lo imito al punto de reconocer que ya también caí en su insanidad mental; me la pegó y para eso no hay vacuna ni antibióticos. La 1ra. Enmienda surge porque los americanos no querían que le endilgaran la iglesia anglicana, por eso salieron nadando de Inglaterra; querían tener su propia religión, la que les diera la gana. Porque no querían la imposición de leyes de censura y leyes anti-reunión (recordemos que los ingleses estaban velando a los sediciosos que se reunían para conspirar y hablar en contra de los PRIVILEGIADOS de la corona). La 2da. Enmienda alberga un derecho anterior a la Constitución, que va ligado a la libertad del hombre (un hombre desarmado es un esclavo, por lo que obviamente va en respaldo a la 1ra.) su derecho a la auto-preservación y el derecho a la caza. La tercera enmienda se instituyó para proteger la primera y la cuarta. El soldadito en la casa era para evitar las reuniones conspiracionales y para registrarles las casitas a los colonos; ver que papelitos estuvieran guardando en contra de la corona. ¿Me van entendiendo? De la misma manera la Constitución del ELA es una versión ampliada, más masticada y digerida de la Constitución de USA, con incluso hasta más derechos y más ventajas. Pues ahí mismísimo es que esta el ajo del asunto, que como nosotros no sabemos que rayos son nuestros derechos, porque no nos lo enseñaron, hemos permitido la instauración del estado policiaco y estamos a tres dieciseisavos de pulgada de vivir las que vivieron los judíos con la Gestapo en la Alemania de los cuarenta. ¿Qué no es cierto? Pues usted no tiene por qué creerme, pero al menos yo me leí la Constitución; ambas, digo (Je,Je, el “digo” me recordó abuelo). Un ejemplo nada más, para ver si despiertan: ¿recuerdan los códigos de orden público? Nos vendieron la ideíta porque eso iba a controlar la criminalidad. Los números nos demuestran que no sirven para nada, ni han bajado las muertes causadas por los borrachos y tampoco han bajado las muertes de ninguna otra clase. Sin embargo si han servido para limitar nuestra libertad de reunión y para quebrar a cuanto negocito local existía de manera tal que mayores intereses se apoderen, perdón, quise decir “vengan al rescate”. De la misma manera, resuelto el caso de McDonald, que garantiza nuestro derecho a tener y portar armas, la policía y el estado, haciéndose los que no pasa nada, están haciendo las del diablo para desarmarnos. Recuerda: un pueblo desarmado es un pueblo esclavo… ¿Y las Constituciones? Muy, bien gracias, guardaditas en un lado frio y oscuro; para que no se dañen…y TU no las leas. Eso es peligroso, saber es peligroso, ¿entiendes?
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